MADRID-España. Es frecuente que un ciudadano de la República Dominicana se encuentre en España de forma irregular. También es muy normal que en esta situación un empleador español le contrate. Los salarios medios en este país son aproximadamente de unos 1.000 euros; si un empresario paga esta cantidad a un inmigrante que esta ilegalmente se ahorra en seguros sociales unos 600 euros mensuales, anualmente se ahorra 7.200 euros defraudando a la Seguridad Social, a Hacienda y perjudicando a todas las personas que vivimos en este Estado y que cumplimos con nuestras obligaciones, deberes y derechos. Para luchar con esta práctica ilegal, están los inspectores de trabajo y subinspectores de empleo que actúan mediante denuncia o de oficio por propia iniciativa o a través de órdenes de servicio.
Hay patronos que cumplen con sus obligaciones legales y contratan al trabajador necesitado que viene de otros países. Pero es corriente que el trabajador extranjero no tenga los papeles de residencia y trabajo; en este supuesto no podría trabajar para ninguna persona o empresa. Pero los empresarios los contratan, incumpliendo las leyes españolas. Abusan de la situación ilegal de la personada necesitada, mediante una situación de poder y superioridad. El dicho que es lo más importante en el mundo se cumple: “el dinero”, “no dicen que es el amor” “si el amor al dinero”. ¿El dinero mueve el mundo?. Puede ser, pero también existen otros factores que lo mueven. No hay que confundir tener (tener dinero, casas, coches), con ser: comportarse como un ser humano, se es por el mero hecho de ser persona. Y estos dos conceptos se confunden con bastante facilidad. El hombre, en términos generales no se conforma con lo que tiene, quiere más y más y más…..Si el vecino se compra un coche de 10.000 euros yo me compro uno que vale 12.000 euros.
Los problemas surgen cuando las relaciones patrono-trabajador se empeoran. En este caso el trabajador dominicano (y cualquier trabajador extranjero irregular en España) no tiene más remedio que aceptar la decisión empresarial; es despedido sin justificación o puede que existan motivos para su extinción laboral. ¿Qué debe hacer el inmigrante ante esta situación de abuso y desamparo? Simplemente denunciar. Los juicios se ganan o se pierden, pero es muy importante saber nuestros derechos como ciudadanos extranjeros residentes en España; no va a pasar nada, un juez dictará sentencia y será él quien decida la cuestión planteada.
En toda relación de trabajo, con o sin contrato, se tienen una serie de derechos: indemnización por despido, finiquito, exigir una carta de extinción del vínculo contractual etc. Pero el hombre o mujer dominicano no tiene la tarjeta de residencia y trabajo y las preguntas más frecuente son: ¿quien me ayuda? ¿Dónde acudo? Los empresarios suelen amenazar; te dirán: “si me denuncias haré lo posible para echarte de España”. No hay que hacer caso; cuando una persona coacciona a otra para que no haga lo legalmente establecido es porque tiene miedo. En este tipo de situaciones no os asustéis, nada ni nadie podrá expulsaros de este país. Recordad estáis en una nación que necesita mano de obra joven, y que esta envejeciendo; si no fuera por la inmigración las arcas de la Seguridad Social estarían en una situación de déficit. Se necesita trabajadores de otros países en toda Europa, porque hay puestos de trabajo que los europeos no quieren realizar y son cubiertos por inmigrantes.
El trabajador podrá denunciar y debe hacerlo reclamando sus derechos laborales, aunque solo cuente con pruebas testificales, (prueba muy débil en derecho español, pues no suele ser tenida en cuenta por los jueces, salvo excepciones), de este modo se podrá acreditar que se ha residido en este Estado. Otra forma de probar que se ha residido en España es a través del certificado de empadronamiento que además da derecho a tener asistencia sanitaria gratuita; es un trámite que es fácil conseguirlo, mediante un contrato de alquiler por ejemplo.
Según las últimas estadísticas española, para el año 2020, se necesitarían unos 4 millones de inmigrantes para contrarrestar la falta de manos de obras para los trabajos que muchos españoles no realizan, como son los trabajos de la construcción, servicios especializados, sociales, domésticos, empleados de bares, restaurantes y cafeterías entre otros.