New York.- Digno de una entrega de “Oscares”, solo faltó la alfombra roja para que diesen muestras de sus adquisiciones de “Trajes firmados por diseñadores”. Allí pudimos ver la demostración hecha gala de los grandes dotes de comunicador del Señor Presidente Dr. Leonel Fernández, en un escenario donde solo acudieron los encopetados nuevos ricos y unos cuantos rancios políticos, pero los grandes ausentes fueron los calamitosos estudiantes de la UASD, por lo que nos hemos repreguntado por qué el aula magna? Estos jóvenes facultos también tienen derecho a analizar y sentir a fondo e incluso formar parte del criticismo nacional, por que son la esencia social dominicana.
En otro orden y adentrándonos al tema central que nos compete como ciudadano de a’pié, observamos que el primer ejecutivo no supo “manejar” (damos esta palabra para no decir allantar a los criollos) con un discurso de lo que real y efectivamente quería oír la población: Agua, Luz, Gasolina, comida, salud, educación, dengue y niños estudiando en bloques de cemento, pero presenciamos el comienzo de una ruptura del mandatario con el pueblo a causa de su artístico e impopular discurso.
Tratamos de matizar nuestro punto de vista descansando, no solo en sentimientos sino en la objetividad de los hechos. Esta analogía de valor sugerido se basa en la indiferencia e impertinencia del tema tratado por el Dr. Fernández, lo cual ha proporcionado un trastorno sensorial en cada ente, perturbándolos cual hechizo, mejor dicho maleficio.
Este siniestro discurso ( cual risa de payaso bien pagado), en vez de abolir los problemas o por lo menos aplacarlos, ha creado un malestar entre los Quisqueyanos que solo comentan, (a voces de trueno) “Leonel es un Gran Simulador”. Este ritual verbal que identifica al presidente de la República Dominicana lo hace de modo reiterativo para solo cosechar un futuro de desolación entre los dominicanos. Por qué el Dr. Fernández no da una explicación a una sociedad que está llena de jóvenes repletos de un mundo inexistente, pues con este discurso de carátula de Hollywoodense está mal obrando y en contra de la naturaleza misma del destino individual de cada ser humano, como violación del mundo de los hechos.
Parecía solo un catedrático cuyos mayores logros son un sortilegio de un mundo fantástico que solo existe en la mente del mandatario. Su fiel mundo anormal es totalmente incompatible con la realidad de nuestro territorio. Una mitología compartida de una elite de pseudos marxistas que han llenado sus bolsillos de forma deshonrosas (protegidos) pero en el fondo, ¿ Qué podemos esperar de quienes no creen en Dios? .
Aquel discurso solo produjo (al igual que los anuncios gubernamentales) imágenes fantásticas al través de la pantalla televisiva de un mundo irreal, pues son solo meras imágenes sin valores concretos, por lo contrario, se contraponen con la realidad existente.
Perdone que exponemos la cruel realidad, pero como la verdad no es lo movedizo o superficial, sino una constante profunda que ha sumergido a una población al preámbulo de la desgracia; por eso nos fue preciso aclarar los conceptos fundamentales de este análisis, donde le decimos al presidente dominicano que lo importante no es una reforma de la constitución, sino una reforma de conocimiento sobre el manejo de un gobierno que se le está yendo de las manos.
Un gobierno donde su principal abogado es el primer defensor de la corrupción, un gobierno que está regalando la isla por pedazos a “inversionistas extranjeros”, un gobierno que su presidente quiere transformar la carta magna pero pa’después que el se vaya del poder. Por Dios y la virgen de la Altagracia Dr. Leonel Fernández, ¡Más Trabajo y menos Artitaje Señor Presidente!.