Nos alegramos.
“Queremos informar al país que República Dominicana ha concluido de manera muy satisfactoria todo lo relativo al proceso de armonización de documentos indispensables para la entrada en vigencia del DR-Cafta”, expresó Francisco Javier García a todos los dominicanos, de lo cual nos alegramos (Listín Diario – 19 de octubre de 2006).
¡Noticias positivas!
Sin embargo, a pasos de entrada en vigencia del DR-CAFTA, el sector industrial dominicano sigue reclamando la definición y aplicación de políticas y medidas que mejoren la competitividad de las empresas del país. Graves problemas inmediatos como el del costo de la energía eléctrica y la falta de una auténtica seguridad social, parecen agotar la capacidad de reclamo de los industriales.
República Dominicana se encuentra lejos de lo que Gassmann llamó “frontera productiva internacional”. Esta lejanía se debe no sólo a elementos de carácter económico, sino elementos que podemos caracterizar como económico-sociales. A modo de ejemplo (tomando como base cifras del Banco Mundial), entre 1996 y el 2004, el salario promedio por hora descendió de 100 (1996 como año base) a 80 (en el 2004). El costo de electricidad en Estados Unidos es de US$0.05 por el kilovatio hora, mientras que en República Dominicana alcanza los 0.22 centavos de dólar.
La retórica política llevó al Presidente Leonel Fernández a proclamar, en su discurso ante la Asamblea Nacional (febrero del presente año), que el Gobierno daría pasos hacia la convergencia industrial. En el día de ayer sometió un proyecto de Ley que, en primer lugar, beneficia las zonas francas disponiendo la exención de ITBIS e impuesto sobre la renta y aranceles a los sectores pertenecientes a la cadena de algodón, fibra, textiles, confección y accesorios; pieles, fabricación de calzados y manufactura de cuero. Asimismo, la pieza crea un régimen regulatorio para las industrias de ese ramo que operan tanto dentro como fuera de las zonas francas.
"La medida pretende favorecer los niveles de competitividad de dichas empresas, tomando en cuenta que las mismas son fuentes generadoras de empleos directos e indirectos a nivel nacional", expresa el presidente Fernández. (El Día – 19 de octubre de 2006).
La pregunta obligatoria es: ¿y del resto de la industria nacional, qué? El Presidente Fernández parece cumplir su palabra con el sector de zonas francas, pero su compromiso ante la Asamblea Nacional parece dormir o, por lo menos, no sigue un curso tan dinámico como el que beneficia a las zonas francas.
Wilson Peres, hace ya una década, indicaba que las políticas de competitividad industrial deben estar orientadas a “nivelar el campo de juego”: prevención de monopolios, fortalecer derechos de propiedad, mejorar el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación (TICs), igualar los aspectos institucionales de las zonas francas y la industria local, entre otros.
De estas breves pinceladas puede concluirse que el aparato productivo nacional no está ni estará en condiciones de realizar una mayor contribución al bienestar social. Nuevos impuestos significan simplemente continuar la tendencia a ahogarle.
Falta de políticas es lo mismo que marchar sin rumbo. Y, a mediano plazo, imposibilidad de una sólida posición económica y de incremento del bienestar social. El Informe del PNUD no tendrá mucho trabajo en ser elaborado, puesto que bastará decir que se profundizaron las tendencias.
Estamos lejos de “nivelar el campo de juego” y la voluntad política no parece ser suficientemente diligente en esa dirección por lo que el equipo industrial dominicano participará en el DR-CAFTA como un equipo de novatos contra un equipo real de la NBA que es Estados Unidos, con reglas de la NBA y hasta en la cancha de la NBA. Vistas así las cosas, que vengan las apuestas…
Milton Tejada C.
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