BEIJING, 20 oct (IPS) – Mientras la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Condoleezza Rice, realiza una gira por Asia en busca de apoyo para aplicar las sanciones de la ONU contra Corea del Norte, China lleva adelante esfuerzos diplomáticos para aliviar la tensión regional. Beijing envió una misión diplomática especial a Pyongyang para transmitir un mensaje personal al líder norcoreano Kim Jong-Il de parte del presidente chino Hu Jintao.
Kim Jong-Il le aseguró al enviado chino, Tang Jiaxuan, que su gobierno no realizaría nuevos ensayos nucleares, según trascendió este viernes. Mientras, Beijing informó que la misión había concluido con un "entendimiento mutuo" entre ambos países.
Tang Jiaxuan sería el primer diplomático en reunirse con el líder norcoreano desde que éste ignoró las advertencias internacionales y ordenó un ensayo atómico el 9 de este mes.
"Es una visita muy significativa en el marco de una situación de grandes cambios para la península coreana. Esperamos que los esfuerzos de China den frutos", dijo el jueves el portavoz de la cancillería china Liu Jianchao.
Beijing se indignó ante la prueba nuclear y en particular por el hecho de que el gobierno norcoreano le notificó sobre su realización apenas 20 minutos antes de la explosión. El ensayo atómico fue realizado en momentos en que se desarrollaba en la capital china la reunión plenaria del Comité Central del Partido Comunista.
La respuesta de China fue de un inusual malestar y de expresiones duras hacia Pyongyang. Beijing calificó la prueba nuclear de "descarada y flagrante", y prometió una "fuerte, enérgica y apropiada" respuesta.
Beijing consideró la prueba norcoreana una bofetada, ya que ha protegido al régimen Kim Jong-Il durante varios años de la fuerte presión internacional.
China no sólo provee regularmente a Corea del Norte de granos, sino que también de 80 por ciento del petróleo que necesita. Beijing es además el mayor socio comercial de Pyongyang, respondiendo por 39 por ciento de sus ventas y compras al exterior en 2005.
Al enviar combustible y alimentos, Beijing ha intentado persuadir al régimen de Kim Jong-Il para que emule el modelo chino de reformas económicas, con una apertura al mundo y dando lugar a iniciativas de mercado. Pero el gobierno norcoreano ha preferido concentrarse en su plan nuclear.
Cuando Pyongyang expulsó a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y abandonó el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) en 2003, China contuvo los esfuerzos en el Consejo de Seguridad de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) para aplicar sanciones.
A China se la atribuye en la comunidad internacional una influencia capaz de persuadir al régimen norcoreano.
Esa reputación fue aprovechada por Beijing cuando fue sede de las negociaciones de las Seis Partes (China, Corea del Norte, Corea del Sur, Estados Unidos, Japón y Rusia) destinadas a aliviar la crisis, arguyendo que sus amistosas relaciones bilaterales con Pyongyang le permitían ejercer el papel moderador.
Sin embargo, Pyongyang ignoró en dos ocasiones los pedidos de Beijing para que dejara de realizar amenazas internacionales con su poderío nuclear. La primera de ellas fue cuando hizo pruebas como misiles de salva en julio, y luego con su ensayo atómico subterráneo el 9 de este mes.
Entonces, el gobierno chino entendió la necesidad de dar pasos más firmes para aliviar la tensión regional.
"Las acciones de Kim Jong-Il fueron vistas como una imprudente muestra de arrogancia. Muchos no podían creer que fuera tan descarado en presumir con su poder nuclear mientras su país es tan dependiente de la ayuda exterior para todo", señaló He Liangliang, comentarista sobre asuntos de actualidad para el canal Phoenix TV, de Hong Kong.
Beijing apoyó sin dudar la resolución 1718 adoptada por el Consejo de Seguridad el sábado pasado, que condena el ensayo nuclear de Corea del Norte e impone sanciones no militares obligatorias, de acuerdo con el capítulo VII de la Carta de la ONU.
Pero la ambigua interpretación hecha por China de las inspecciones de transportes de carga que entren o salgan de Corea del Norte, ordenadas por la resolución, despertó dudas sobre el cumplimiento efectivo de esas sanciones.
Rice llegó a Beijing este viernes con la misión de asegurarse de que China coopere en la implementación de la resolución del Consejo de Seguridad.
La secretaria de Estado, que previamente visitó Tokio y Seúl, se reunió con el canciller Li Zhaoxing y con el presidente Hu Jintao. Su próxima escala es Moscú.
"Estados Unidos no quiere hacer nada que agrave la situación. Queremos dejar abierto el camino de la negociación. No queremos que la crisis se ponga peor", dijo Rice a periodistas el jueves en Seúl.
Las sanciones autorizadas por la ONU incluyen un embargo a las exportaciones de armas pesadas, así como a material relacionado con armas de destrucción masiva y bienes suntuosos.
Todos los miembros del foro mundial son requeridos a congelar cuentas bancarias de personas acusadas de tener vínculos con el programa nuclear norcoreano e impedir a éstas que viajen.
De todas las sanciones, las inspecciones de transportes de carga son las más polémicas. La resolución de la ONU permite a los países detener a barcos que entren o salgan de Corea del Norte y constatar si llevan armas de destrucción masiva o materiales relacionados con su fabricación.
China teme que esas inspecciones deriven en enfrentamientos navales cerca de sus fronteras marítimas.
Pyongyang consideró una "declaración de guerra" la resolución del Consejo de Seguridad.
Aunque apoyó las sanciones, Beijing expresó reservas sobre las inspecciones de barcos, señalando que no detendría a ninguno pese a la presión de Washington.
"Todas las partes deben considerar cómo implementar la resolución 1718 en una forma equilibrada y no idear vías para expandir las sanciones", afirmó Liu Jianchao, en su habitual conferencia de prensa en la cancillería. "Las sanciones son una señal, no una meta" en sí mismas, añadió. (FIN/2006)