WASHINGTON, 26 oct (IPS) – Cada vez más desilusionada tras cinco años de "guerra contra el terrorismo", la enorme mayoría de las comunidades árabe e islámica de Estados Unidos está decidida a votar por el opositor Partido Demócrata en los comicios legislativos del 7 de noviembre.
Fuertes mayorías de los votantes árabes encuestados en cuatro estados clave –los nororientales de Michigan, Ohio y Pennsylvania y el sudoriental de Florida– se disponen a votar por candidatos demócratas al Senado, aseguró el Instituto Árabe Estadounidense (AAI).
El sondeo divulgado este miércoles por AAI y realizado por Zogby International indica que 76 por ciento de los estadounidenses de origen árabe entrevistados desaprueban el desempeño del presidente George W. Bush.
Hace seis años, cuando fue elegido por primera vez, Bush recibió 46 por ciento de los votos árabes.
Ahora, en cambio, 57 por ciento de los árabes estadounidenses encuestados por Zogby dijeron haber elegido ya al Partido Demócrata, y 26 por ciento al gobernante Republicano.
Esa brecha es considerablemente mayor entre los árabes que en el electorado en general. Según una encuesta de la cadena CNN difundida el martes, los estadounidenses entrevistados prefieren a candidatos demócratas por un margen de 57 a 40 por ciento.
Otro estudio de votantes musulmanes difundido en Washington por el Consejo sobre Relaciones Islámico-Estadounidenses (CAIR) el martes también dejó en evidencia la gran decepción de esta comunidad religiosa con Bush.
La mayoría de los musulmanes estadounidenses votaron por el actual presidente en 2000, pero ahora muestran resentimiento por la marcha de la guerra contra el terrorismo y la política exterior.
La encuesta de CAIR, realizada por la firma Genesis Research Associates en agosto, mostró que apenas 17 por ciento de los votantes musulmanes se consideran a sí mismos republicanos, mientras que 42 por ciento afirmaron ser demócratas y 28 por ciento, independientes de los dos grandes partidos.
La misma encuesta también mostró una amplia desaprobación de las políticas de Estados Unidos hacia el mundo islámico.
Siete de cada 10 encuestados coincidieron con que "una resolución justa de la causa palestina mejoraría la posición de Estados Unidos en el mundo musulmán". Dos tercios dijeron apoyar la normalización del vínculo con Irán, y 55 por ciento se manifestaron de acuerdo con que "la guerra contra el terrorismo se convirtió en una guerra contra el Islam".
Setenta por ciento de los entrevistados dijeron discrepar (46 por ciento "fuertemente") con que la guerra en Iraq valió la pena para Estados Unidos, mientras que solamente 12 por ciento estuvieron de acuerdo con esa afirmación.
En contraste, 39 por ciento del público estadounidense en general actualmente cree que la acción militar de Estados Unidos en Iraq fue "lo correcto", según la encuesta más reciente de la revista Newsweek, publicada esta semana.
Aunque se superponen, las encuestas de CAIR y de AAI representan a distintas circunscripciones electorales. La mayoría de los 3,5 millones de árabes estadounidenses no son musulmanes: dos tercios son cristianos, la mayoría de ellos católicos u ortodoxos.
Por otra parte, 40 por ciento de los musulmanes estadounidenses son de origen árabe. Casi un tercio tienen ascendencia asiática, seis por ciento, africana, y cinco por ciento, iraní.
De los casi cinco millones de musulmanes estadounidenses, alrededor de un millón están registrados para votar, según Mohamed Nimer, director de la encuesta de CAIR.
En 2000, Bush obtuvo el mayor porcentaje de votos de ambos grupos. El actual presidente se había manifestado en contra de las investigaciones policiales basadas sobre el origen religioso y étnico.
Además, dados los antecedentes de su padre, el ex presidente George Bush (1989-1993), los votantes creían que sería más sensible a las aspiraciones árabes y palestinas que su predecesor, Bill Clinton (1993-2001).
Esa impresión, por supuesto, resultó ser infundada, dado que Bush, más que cualquier otro presidente moderno, alineó sus políticas para Medio Oriente detrás de las del gobierno israelí.
A pesar de que todavía asegura oponerse al "perfil étnico" en las investigaciones, los informes sobre crímenes de odio contra miembros de minorías étnicas y religiosas y el hostigamiento a árabes y musulmanes estadounidenses o quienes se les parecen aumentaron exponencialmente desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, que dejaron unos 3.000 muertos.
Aunque los ciudadanos de origen árabe se concentran de modo desproporcionado en relativamente pocos estados, especialmente el occidental California y el nororiental Nueva York, en los últimos seis años AAI y Zogby concentraron sus encuestas en los cuatro estados "de batalla".
Esto se debe a que allí residen cantidades significativas de votantes árabes y a que el electorados de los cuatro están divididos casi equitativamente entre demócratas y republicanos.
Este año habrá en esos estados comicios tanto para gobernador como para senador, y el estudio detectó que los candidatos demócratas para cada uno son fuertemente favorecidos entre los estadounidenses árabes.
El gobernador de Pennsylvania, el demócrata Ed Rendell, por ejemplo, lleva una delantera de 67 a 22 por ciento entre los votantes estadounidenses árabes. En Ohio, el demócrata Ted Strickland es favorecido por un margen de 60 a 21 en la carrera para llegar al puesto de gobernador. Y Jennifer Granholm, de Michigan, tiene a su favor un margen de 61 a 29.
Las carreras al Senado son aún más desiguales. En tres de los cuatro estados, los candidatos demócratas lideran por un margen de dos a uno. Esto incluye a Pennsylvania, donde el gobernador en funciones, el republicano Rick Santorum, apoyó fuertemente la guerra de Bush contra el terrorismo y fue uno de los primeros políticos nacionales en usar la palabra "islamofascismo".
Incluso en Michigan, donde los republicanos postulan a un estadounidense árabe, Michael Bouchard, los sufragantes árabes prefieren a la actual gobernadora demócrata Debbie Stabenow, por un margen de 54 a 31 por ciento.
Según la encuesta, los estadounidenses árabes consideran que la corrupción es el asunto más importante a la hora de decidir qué votar, seguido de cerca por la guerra en Iraq, las libertades civiles, Palestina y Líbano.
Por un margen de más de dos a uno, los consultados dijeron creer que los demócratas harían un trabajo mejor que los republicanos en estos temas.
El sondeo de CAIR, que entrevistó a 1.000 votantes musulmanes registrados, seleccionados al azar, fue el primero de su clase y el más general en alcance, aunque necesariamente incompleto debido a la ausencia de sufragantes musulmanes sin nombres islámicos tradicionales.
Uno de ellos es, por ejemplo, a Keith Ellison, un legislador demócrata estadual de Minnesota que tiene buenas posibilidades de convertirse en el primer musulmán electo al Congreso de Estados Unidos en los comicios del 7 de noviembre.
Alrededor de 60 por ciento de los consultados fueron hombres, y 80 por ciento se concentraron en 12 estados, encabezados por California, Florida, Michigan, Nueva Jersey y Texas.
En comparación con la población general de Estados Unidos, el estudio halló que los votantes musulmanes eran mucho más jóvenes, significativamente más educados –62 por ciento tenían al menos un título universitario, el doble del promedio nacional– y más demócratas en cuanto a identificación de partidos.
También halló una amplia gama de observancia religiosa: 31 por ciento dijo asistir a una mezquita semanalmente; 16 por ciento, una vez por mes; y 27 por ciento, rara vez o nunca.
La mayoría de los encuestados dijeron considerarse a sí mismos "simplemente musulmanes", evitando distinciones sectarias. Treinta y seis por ciento de los consultados dijeron ser sunitas, 12 por ciento chiitas, dos por ciento sufíes y menos de 0,5 por ciento salafitas.
Como los árabes estadounidenses, los musulmanes consideraron que lo más importante son los asuntos internos, más que la política exterior.
Casi la mitad ubicaron las libertades civiles o a la educación al frente de la lista de prioridades, mientras que 20 por ciento nombró los "conflictos en Palestina y Líbano" como sus preocupaciones más importantes, y 18 por ciento las "guerras en Afganistán e Iraq".
El sondeo halló que los votantes musulmanes parecían bien integrados a la sociedad estadounidense.
Casi 90 por ciento afirmó sufragar regularmente; dos tercios dijeron izar la bandera de Estados Unidos de vez en cuando, y 42 por ciento –o alrededor de 50 por ciento más que la población general– declararon haberse desempeñado como voluntarios en instituciones de bien público.
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