La base de la expansión actual de América Latina es mucho más firme que en el pasado, aseguró Anoop Singh, director del Departamento para el Hemisferio Occidental del FMI al observar que América Latina está disfrutando del período de expansión más largo en varias décadas. En un interesante análisis sobre la marcha de la economía latinoamericana, Sing dijo que el reto que enfrentan sus gobiernos ahora es consolidar esos avances y mejorar las condiciones de vida de todos los segmentos de la población. No obstante, sostiene que desde el año 2002 millones de personas han logrado salir de la pobreza.
Explico que variables como las cuentas publicas y externas, las reservas internacionales, la estructura de la deuda, la inflación y la competitividad, entre otras están marchando para mejor. A continuación el artículo analítico del Sr, Anoop Singh
El resurgimiento de América Latina
por Anoop Singh
Muchos países se están beneficiando de estabilidad macroeconómica y de un crecimiento más rápido. La inflación ha caído, y desde el año 2002, millones de personas han logrado salir de la pobreza.
El reto que enfrentan los gobiernos ahora es consolidar esos avances y mejorar las condiciones de vida de todos los segmentos de la población. Para esto será clave elevar la inversión y la productividad a los niveles que exhiben otros países con un crecimiento dinámico, así como adaptar las políticas públicas para poder reducir aún más la pobreza y desigualdad.
Afortunadamente, la expansión actual de América Latina tiene una base mucho más firme que en el pasado, cuando los auges a menudo sembraron las semillas de su propia destrucción. Ahora, los saldos de las cuentas públicas y externas son más sólidos, las reservas internacionales son más elevadas y hay más países con regímenes cambiarios flexibles que ayudan a amortiguar choques externos. La estructura de la deuda es menos riesgosa, la inflación es más baja y la competitividad se ha mantenido. Por lo tanto, la región está preparada para seguir creciendo.
Con las oportunidades que brinda el favorable entorno económico mundial, América Latina puede progresar aún más, para ubicarse entre las economías más dinámicas del mundo y para lograr mayores avances en la reducción de la pobreza. La región se está preparando para este reto, dando prioridad a tres ámbitos interrelacionados de política. En primer lugar, consolidando la estabilidad económica al fortalecer las instituciones de política macroeconómica. En segundo lugar, adaptando las políticas de gasto y tributación para que sean más efectivas en proteger a los pobres. Y, tercero, eliminando las barreras estructurales a la inversión y al crecimiento. Estas acciones son complementarias, lo que hace posible iniciar un círculo virtuoso de mejoras económicas y sociales que se refuerzan mutuamente.
Existe un consenso claro en la región a favor de la estabilidad económica, que reconoce que la inflación es un obstáculo al crecimiento y un impuesto que perjudica sobretodo a los pobres. También existe una convicción creciente de que la reducción de la desigualdad y pobreza puede tener efectos poderosos para sostener el crecimiento y mantener estabilidad. De esta concepción mancomunada de objetivos está surgiendo una agenda de políticas.
Primero, en consonancia con la experiencia internacional, América Latina ha fortalecido sus instituciones económicas para afianzar la estabilidad. En la región se han estado fortaleciendo y dotando de mayor independencia a los bancos centrales y los entes de supervisión financiera, y cada vez más países han adoptado regímenes de metas de inflación. A medida que aumenta la credibilidad de las instituciones y se desvanece el riesgo de inestabilidad periódica, se harán sentir importantes beneficios. Estos incluirán la reducción de las tasas de interés a niveles que deberían estimular la inversión y el crecimiento.
Ciertamente, la política presupuestaria también desempeña un papel crucial para promover la estabilidad, y la experiencia internacional también demuestra lo importante que son las políticas tributarias y de gasto para el crecimiento y la reducción de la pobreza. Las reformas presupuestarias que promueven un crecimiento sostenido deberían promover también una mayor equidad. Asimismo, ayudarían al Estado a generar la capacidad de respaldar la actividad económica y otorgar asistencia social durante una desaceleración de la economía. Estas consideraciones ponen en relieve la importancia de contener el aumento del gasto público durante la expansión actual para acumular ahorros fiscales y recortar la deuda. En cierta manera, se trata de ahorrar para la época de las “vacas flacas”.
Para avanzar en esta dirección, es esencial flexibilizar el presupuesto y reducir aún más la deuda pública en muchos países de la región. Los gobiernos pueden lograr mayor flexibilidad presupuestaria al disminuir la proporción de los ingresos con destino específico. Además, existe amplio margen para eliminar exenciones impositivas y mejorar la administración tributaria. Varios países centroamericanos han logrado en los últimos años un avance considerable en estas áreas, lo que ha ayudado a expandir sus bases tributarias y reducir la evasión fiscal. Actuando de esta manera, los gobiernos podrán enfocar mejor la política fiscal en el crecimiento y la reducción de la pobreza, concentrando el gasto debidamente en infraestructura, educación y protección social.
En muchos países, los programas focalizados de asistencia social ya han logrado canalizar los beneficios directamente a los pobres, como Red Solidaria en El Salvador, Creciendo Bien en Guatemala, PRAF en Honduras y Red de Oportunidades en Panamá. Estos beneficios a menudo están asociados al esfuerzo de las familias de enviar a sus niños a la escuela y asegurar su atención en salud. Costa Rica está introduciendo un programa de transferencias condicionales para familias pobres con niños en edad escolar. El desafío es reasignar el gasto público hacia esos tipos de programas a favor de los pobres y alejarlo de aquellos programas que benefician sobre todo a los grupos de mayor ingreso (por ejemplo, los subsidios indiscriminados al uso de electricidad y combustibles).
Asimismo, para estimular el crecimiento y los ingresos, los países están enfatizando la necesidad de bajar las barreras a la inversión y aumentar la productividad. La promoción de la apertura al comercio internacional y a la competencia apunta en el mismo sentido. La experiencia internacional lleva a pensar que la eliminación de barreras que impiden el acceso al mercado, la flexibilización del mercado laboral y el mejoramiento de los marcos regulatorios producirán beneficios que se manifestarán a través de un aumento de la inversión y la productividad y, por lo tanto, del crecimiento. En Centroamérica, la implementación del Tratado de Libre Comercio con República Dominicana y Estados Unidos, las futuras negociaciones con la Unión Europea, y los esfuerzos hacia una integración regional más profunda, son componentes importantes de la estrategia para aumentar el crecimiento.