Todo indica que la suerte está echada. Desde hace algún tiempo un gran pulso se viene librando a lo interno del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) por la nominación presidencial para las elecciones del año 2008.
Todo ha quedado al descubierto con la abrupta renuncia como secretario de la Presidencia del licenciado Danilo Medina. Todavía el presidente de la República y presidente del PLD, doctor Leonel Fernández, como político que gusta jugar y sacar provecho al silencio, no ha expresado públicamente sus aspiraciones reeleccionistas, pero sus acciones indican que hacia allá se dirige, a buscar la reeleción.
El licenciado Medina, hasta ayer influyente funcionario y super-influyente dirigente del partido de gobierno, ha manifestado sus deseos de alcanzar la primera magistratura de la Nación. Hizo, conjuntamente con el de la renuncia, su anuncio formal público de que ese es su objetivo. Y sus seguidores, envalentonados por sentirse en el poder y con el poder, debido a que muchos ocupan posiciones determinantes en la administración pública, más que deseosos, están obsesionados con tal propósito y presionan al máximo a su líder para que no desista porque el asunto es ahora o nunca.
El PLD cuenta con otros presidenciales, entre los que se encuentra el ex vice-presidente Jaime David Fernández Mirabal, y el ex senador José Tomás Pérez, quien recientemente hizo el lanzamiento de un movimiento que promueve su figura como opción para las elecciones del 2008; pero lo cierto es que la competencia que se ve venir es la que tendrá a Medina y Fernández como contendores.
Los danilistas se sienten muy seguros de sí. Están convencidos de que cuentan con el control de todos los organismos del partido para ganar la convención interna, y fuera de la organización tienen fichas claves en puestos importantes del gobierno, lo que es reforzado con la supuesta lealtad incondicional que le profesan decenas de diputados y 12 o más senadores, la mayoría de los cuales están abiertamente identificados con el proyecto presidencial de su guía político.
Y es cierto: Danilo, reconocido como hombre inteligente y sagaz y estratega pragmático y exitoso, fue un funcionario público de indiscutible peso y un dirigente peledeísta de descomunal influencia en su partido. Y nadie negaría que, ciertamente, una gran cantidad de síndicos, senadores, diputados y servidores públicos en diferentes secretarías y dependencias estatales están dispuestos a acatar sus órdenes, lo que pudiera eventualmente trabar el accionar de Fernández como Presidente.
Pero, ¿podrá Danilo, con su “ejército” de funcionarios y dirigentes “armados” –si es que en realidad esto no responde a una estratagema de ambos, porque aquello de que dicen que en política todo puede ocurrir–, enfrentar y vencer a Leonel Fernández en el caso de que éste resuelva lanzarse en busca de la reelección? Danilo es un gran estratega. Leonel tiene su estrategia. Ese combate sería un gran trance para el PLD. Un trance del que, finalmente, saldría ganancioso el doctor Fernández.
Leonel, contrario al envalentonamiento y a la vocinglería –por lo bajo– de los danilistas –que no de Danilo–, ostenta poderes de los que no se ufana ni lo envanecen. Sabe que esos poderes están ahí y no quisiera tocarlos nunca, pero…, el animal político –y Fernández es medularmente un animal político– cuando cuenta con poder para derribar los obstáculos que le estorban el camino hacia su meta, no tiene contemplación.
El gran líder del PLD (a quien seguirían la mayoría de los peledeístas en estos momentos) es el doctor Fernández (se recuerda que en abril de 1995, en la convención interna para la nominación presidencial, obtuvo más del 97% de los votos, y le dejó menos de un 3% a los demás aspirantes). Es el presidente del partido y es la figura de mayor carisma para el electorado dentro y fuera de la organización.
Para rematar, es el Presidente de la República. Y fue, con el aura poderosa que fluye de un Primer Mandatario hacia el electorado en un país como el nuestro, recorriendo en campaña todos los pueblos del territorio nacional, quien logró la mayoría municipal y congresional que actualmente posee el PLD. Gobernó durante 1996-2000 y la población, en el 2004, le concedió la más alta votación que se le haya concedido a candidato presidencial alguno en la historia del país, un 57%, para que retornara.
Estamos entre los que creen que Leonel tiene su proyecto de reelección planificado desde antes del regresar a la Presidencia en el 2004. La consigna “E’pa’lante que vamos” es el “iceberg” de ese proyecto. Ese “slogan” lo lanzó por vez primera en su toma de posesión y al día siguiente apareció en las vallas de las principales avenidas de la Capital; lo hemos estado escuchando a más no poder en los dos últimos años y se sentirá con mucha más fuerza en el 2008.
La población se queja del gobierno, por los muchos escándalos que se han generado en esta administración y las deficiencias que se verifican en muchas dependencias del Estado. Se queja del gobierno y de sus funcionarios, pero el presidente se mantiene con más del 50% de aceptación entre los dominicanos por su eficiente trabajo.
Si finalmente se da la confrontación por la nominación presidencial dentro del PLD y los danilistas fuerzan para imponerse, Leonel se los va a comer a todos.