Hoy más que ayer he decidido vivir frente a las adversidades de la vida. Es mejor siempre escoger el camino que nos puede conducir a lo que realmente queremos lograr en la vida, no debemos creer en los límites, trazar nuestro destino y sea cual sea nuestro proyecto, darle forma, abrigarlo, podarlo, abonarlo con cariño y dedicación y no descansar hasta llegar a nuestros objetivos.
La vida está llena de trampas en las que a veces caemos, lo que importa en realidad es salir de ellas y cuidarnos de no enredarnos en una nueva ocasión en una tela de arañas.
Ser fuertes desde el alma aunque nuestros cuerpos sean un saco de huesos, rugidos por el trabajo, por la sed o el hambre, ser hombres y mujeres de coraje, tomad nuestras armas, que en este caso serán nuestros conocimientos y nuestro deseo de superación.
Tomar un gran abrigo que esta vez será la manta del Espíritu Santo, salgamos a la batalla y luchemos por nuestra sobre vivencia en un mundo que como dice el negrito, es cuadrado y no cabe en una caja redonda.