Una gran cantidad de dirigentes altos apoyan la pre-candidatura de Miguel Vargas Maldonado para la convención interna del PRD programada para el mes de Enero del año que viene, y otra mucho mayor cantidad de perredeístas en la base le han brindado su respaldo.
Es obvio que el hombre que tiene todas las de ganar sea pasto de maquinaciones y malquerencias de mentiras y acusaciones, de un tirarle a la cabeza que tiene su origen en oscuros sectores nacio nales, y que trabaja a lo interno y externo del partido blanco para frenarlo en su paso de gigante a ganar la convención.
Eso no debe extrañar a nadie, lo positivo, lo que debe llenarnos de alegria es que mientras todo eso sucede, a lo público y escondido, Vargas Maldonado sigue de frente, sin inmutarse trillando el camino de la verdad, amparado en amplio respaldo popular, llevando en sus manos una rosa balnca para sus adversarios, cultivada coimo el apóstol Martí en junio como en enero.
Su discurso ha sido claro, critico y fuerte a la presente gestión de gobierno, no ha bajado al lodo hediondo de los inslutos y las descalificaciones, sencillamente trabaja para lograr su objetivo que es ser candidato presidencial del PRD, y obtener el respaldo de las mayorias nacionales en las urnas.
Es su hora, y ha sabido presentarse ante el país y ante sus seguidores y adversarios, como un ser humano consecuente, solidario, trabajador y emprendedor, sin miedos ni vacilaciones, sin detener-se a responder a quienes viven del engaño y la mentira, a quienes no admiten su derrogta y su ya pasado liderazgo dentro de un partido que tiene que renovarse, sin prepocuparse de las muchas falsedades que hoy dicen a lo claro y a escondidas de él, abiendo surcos en la arida tierra, abonan-do la fértil base del partido, y presentandose ante el país con un discurso unficaor pero critico sin ofender ni permitir que lo desvien las malquerencias y los odios de los ofendidos con su éxito, y de los asombrados ante el real avance de un hombre que hasta hace poco era presentado como no capáz de competir, y ni siquiera de pronunciar y sostener un discurso de importancia y de critica con maestria e inteligencia.
Es hora de Miguel Vargas Maldonado, y el tiempo nos dará la razón.