¿Cómo es que un país cuya economía ha crecido un 11 por ciento esté en crisis? Si las autoridades han sido exitosas en el manejo de la economía, a tal punto que han merecido el reconocimiento de organismos internacionales de la importancia del Banco Mundial, del Banco Interamericano de Desarrollo y del Fondo Monetario Internacional, ¿cómo es que hablan de crisis económica, de reformas fiscales y de eliminación de los subsidios? Si estamos bien, si todo es maravilla, un milagro, ¿para qué rayos otra reforma fiscal? Una de dos: Estamos bien o estamos mal. Hay crisis o no hay crisis económica. Si la economía crece a un nivel superior al de todos los países, si la cotización del dólar se mantiene estable, si la inflación está controlada y la macroeconomía marcha, es todo un espectáculo. Nadie puede entender una tercera reforma fiscal, a menos, claro, que el gobierno haya estado mintiendo sobre la bonanza económica, que todo haya sido una producción teatral para engañar al pueblo, como es costumbre en el PLD y en el presidente Leonel Fernández.
En las dos reformas anteriores que le aprobó el Congreso del PPH, el gobierno se agenció alrededor de 56 mil millones de pesos. ¿Qué hizo con esa fortuna? ¿Cuántos miles de millones quiere ahora el gobierno y para qué?
El gobierno condenó a las autoridades pasadas por el endeudamiento externo. Una y otra vez Leonel Fernández y su gente dijeron que el país había agotado su capacidad de endeudamiento, que no se podía coger un dólar más a los organismos internacionales para no continuar empeñando el futuro de las venideras generaciones. ¡Mentiras! Para justificar un presupuesto para este año de 236 millones de pesos aseguró que el pago del servicio de la deuda sería de 63 mil millones de pesos, de lo cual culpó, como es su costumbre, al PPH. ¡Mentiras que las bocinas convirtieron en verdad!
El gobierno sólo ha pagado 30 mil millones por el servicio de la deuda externa. ¿Qué ha hecho con los otros 33 mil millones de pesos? ¿Dónde están? ¿Se han invertido en mejorar la vida de los dominicanos? ¿Se han dilapidado nombrando botellas? ¿Se los han robado sin que nos hayamos dado cuenta porque "los corruptos no dejan huellas", como afirmara un importante dirigente del PLD?
El presidente Fernández y su gente criticaron al gobierno de Hipólito Mejía por los préstamos internacionales. Sin embargo en los primeros 16 meses endeudaron al país en más de dos mil 700 millones de dólares. Más de 170 millones de dólares mensuales, lo que representa 6 millones de dólares diarios. ¿Y en qué diablos ha invertido el gobierno tanto dinero? ¿Qué es lo que ha hecho Leonel con los 56 mil millones de las dos reformas fiscales que le aprobó el Congreso del PPH, con los 33 mil millones que no pagó del servicio de la deuda externa, con los casi 3 mil millones de dólares que ha tomado prestados, más el dinero que representa el supuesto crecimiento económico del 11% del que habla el Banco Central? ¡Coño, cuantos cuartos!
¿Puede algún economista del Banco Central, del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial o de cualquier otra entidad explicarle al pueblo las razones de otra reforma fiscal?
¿De qué maldita crisis económica nos habla un gobierno que ha aumentado sus gastos en más de un 40%? ¿De qué jodida crisis nos quiere convencer el presidente si la nómina pública está sobrecargada con miles de botellas?
¿De quién es la crisis, carajo? ¿Del pueblo que vive en la miseria o de los funcionarios que parecen jeques árabes exhibiendo sus incalculables fortunas creadas al amparo del poder y de la corrupción?
¿De quién es la crisis? ¿De las bocinas del gobierno que en poco más de dos años han acumulado fortunas que les han permitido lujos inimaginables que algún día no muy lejano tendrán que explicar?
¿Crisis? ¿Con tantos contratos grado a grado, con tantas concesiones y favores a los amigos y relacionados del gobierno, con tantas margaritas rondando las esquinas del clientelismo y del amiguismo en el Palacio Nacional?
El doctor Leonel Fernández prometió resolver los problemas económicos. Dijo que traería confianza y progreso.
Sin embargo, los dominicanos no tenemos confianza, ni progreso. El progreso es de los funcionarios y sus testaferros que obtienen los mejores contratos grado a grado.
El crecimiento del 11% (igual da que sea del 500%) va a las manos de los dueños tradicionales del país. ¡Como siempre!
Otra reforma fiscal, o como eufemísticamente le llama el gobierno, "rectificaciónadecuación fiscal" es otro crimen.
Otra reforma fiscal no beneficiará a la gente de abajo.
El gobierno continúa protegiendo a los de arribas en desmedro de los de abajo.
Los partidos de oposición no pueden hacer campaña electoral con algo tan serio y delicado. Por lo tanto deben rechazar, con todas sus fuerzas, en todos los escenarios, las pretensiones del gobierno de imponer, vía el Congreso, otra reforma fiscal.