WASHINGTON, 8 nov (IPS) – El electorado estadounidense le dio la espalda al Partido Republicano del presidente George W. Bush y obligó a renunciar al secretario (ministro) de Defensa Donald Rumsfeld. De acuerdo con los resultados de las elecciones legislativas del martes, el opositor Partido Demócrata controlará desde enero las dos cámaras del Congreso legislativo de Estados Unidos por primera vez en más de una década. Rumsfeld anunció su renuncia este miércoles, después de que el escrutinio revelara que los demócratas habían obtenido al menos 27 escaños en la Cámara de Representantes, cuando necesitaban apenas 15 para arrebatar la mayoría a los republicanos.
Muchos de los correligionarios de Bush y Rumsfeld habían intentado, incluso, distanciarse del gobierno en un intento por mantener sus cargos legislativos.
La mayoría legislativa habría permitido a los demócrats convocar a Rumsfeld a contestar las preguntas sobre la invasión y la sangrienta ocupación de Iraq.
La renuncia de Rumsfeld también precede las recomendaciones del Grupo de Estudios sobre Iraq creado por el Congreso, integrado por figuras de los dos partidos y presidido por James Baker, secretario de Estado del gobierno de George Bush (1989-1993), padre del actual mandatario.
Este equipo está a cargo de analizar cómo se empantanó Estados Unidos en Iraq y cómo zafar de esa situación. Se prevé que el informe será elevado a las autoridades para fines de año.
Bush dijo la semana pasada que mantendría en el cargo a Rumsfeld hasta enero de 2009, cuando entregue la presidencia a su sucesor. Pero este miércoles dijo que era "hora de un nuevo liderazgo" en el Pentágono, sede del Departamento (ministerio) de Defensa.
Rumsfeld se encontró alejado de muchos republicanos, incluso de aliados suyos del ala neoconservadora del partido –que dominaron la política exterior estadounidense en la primera presidencia de Bush (2001-2005)– con quienes compartió el diseño de la invasión a Iraq de 2003.
Uno de ellos, el ex jefe de los asesores civiles del Pentágono, Richard Perle, dijo que no habría alentado la invasión de haber sabido que el gobierno de Bush estropearía la operación.
El opositor Partido Demócrata debía obtener la mayoría en la Cámara de Representantes para establecer una base legislativa desde la cual lanzar su asalto a la Casa Blanca en las elecciones de 2008.
El control de esta cámara y tal vez del Senado le permitiría a los demócratas lanzar una agenda legislativa decidida en vísperas de esos comicios presidenciales, dijo el martes la encuestadora de ese partido, Anna Greenberg.
Con el escrutinio aún pendiente este miércoles, todo hacía prever que los demócratas habían obtenido al menos cinco de los seis escaños que requerían para lograr la mayoría simple del Senado.
La expectativa de que el control de las dos cámaras le permita al Partido Demócrata dominar la legislatura puede ser una ingenuidad, pues su mayoría aún es exigua y las divisiones internas, disimuladas para las elecciones, ya comienzan a percibirse nuevamente.
La victoria demócrata se alimentó del descontento del electorado por la guerra en Iraq, de la corrupción en el gobierno y en la política y del mal desempeño de Bush. El alcance del resultado electoral en la política exterior o en el desmantelamiento de las políticas de seguridad e internas aún está por verse.
A pesar de que fueron muy explícitos en sus reclamos de un cambio de rumbo en Iraq, fundamentalmente la retirada de las tropas, han guardado silencio en lo relativo a sus alternativas a la política de Bush. Aún deben ensamblar una propuesta de consenso.
Analistas y activistas también estarán atentos a la capacidad de los demócratas para alterar el manejo que ha hecho Bush de la crisis con Irán y si mantiene a su embajador en la Organización de las Naciones Unidas, John Bolton.
La oposición a la nominación de Bolton en el Congreso obligó a Bush a designarlo de manera temporaria en un asueto legislativo.
Por otra parte, en el frente interno, los activistas anticipan que los demócratas aprobarán el primer aumento del salario mínimo en casi un decenio.
Mientras Iraq dominó las decisiones del electorado el martes, encuestas y expertos consideraron que la economía y la corrupción fueron decisivas en jurisdicciones clave.
Las encuestas a boca de urna indicaron que grupos cruciales de votantes eligieron a los candidatos demócratas preocupados por la situación económica. Entre los que habían preferido a los republicanos en elecciones recientes pero cambiaron su voto en éstas figuraban mujeres casadas, asalariados de ingreso medio y ancianos.
La economía estadounidense logró avances en buena parte de los seis años del periodo de Bush, si bien aumentó la inequidad y se estancaron los salarios, lo cual alienta la inseguridad, se debilitó el sector inmobiliario y los aranceles del sector de la salud se elevaron. (FIN/IPS/traen-mj/aa/na ip if sp ik/06) (FIN/2006)