Un programa macrofiscal integral que permita aumentar la recaudación, reducir el peso del Estado en la economía, aumentar la eficiencia de la gestión estatal y vender activos públicos. Es el Plan.
Estamos pagando RD$45,000 millones de deuda externa en el contexto de unos ingresos que son de RD$190,000 millones, y estamos hablando que más del 25% de los recursos del gobierno se van en el pago de deudas. Rebajemos: lo ganado este año alrededor de RD$3,000 millones por los intereses generados por las reservas internacionales.Total$42 mil neto A PAGAR.
¿Quiénes recibieron los préstamos por periodos de gobierno y en qué se usaron? ¿Se lo preguntaron a Mr. Wolfe y al FMI?
Según el ejercicio del FMI, se supone que la carga de intereses se reducirá de 6.1% del PIB en el año 2007 a 4% del PIB en el año 2008 por la caída en el costo del financiamiento que produciría el despejar dudas acerca de la solvencia del Estado.
Una reforma tributaria que remueva distorsiones debería ir acompañada de medidas que produzcan una rápida mejora en la eficacia de la administración pública y de una clara decisión de priorizar la focalización del gasto en las familias de menores recursos.
Previo al análisis detallado de algunas recomendaciones en materia fiscal es oportuno resumir los principios generales que deberían guiar una reforma del sistema tributario.
Los tributos deben permitir alcanzar la recaudación necesaria para hacer frente a las erogaciones del Estado, de modo tal que se pueda cumplir con los objetivos de la política macroeconómica del gobierno. Un corolario de esta afirmación es que cuando se comparan las ventajas y desventajas de un impuesto (o conjunto de gravámenes) con las de otro se debe realizar tal ejercicio a igual nivel de recaudación para ambos.
En caso contrario, se tratará de un ejercicio con poca validez práctica porque un gravamen que recauda menos, a priori, permite alcanzar más fácilmente los otros objetivos.
El sistema impositivo debe procurar minimizar las interferencias con el funcionamiento del mercado, tanto en un momento del tiempo, como ínter temporalmente.
Uno de los problemas a resolver en el momento de decidir la política tributaria es que la consecución de estos objetivos puede tener aspectos contradictorios.
Tradicionalmente se ha aceptado que existe un compromiso (trade-off) entre eficiencia y equidad dado que un esquema progresivo de imposición a los ingresos normalmente utiliza una estructura de alícuotas creciente, que afecta negativamente los incentivos de las personas a trabajar y ahorrar en forma más intensa cuanto más alto es el nivel de ingreso (y precisamente son las familias de mayores recursos las que más ahorran) También se reconoce que a medida que el gobierno aumenta sus necesidades de recursos se debe recurrir a alícuotas cada vez
mayores o a impuestos más distorsivos lo que afecta negativamente la asignación de recursos y el crecimiento económico. Y también es posible que impuestos simples y de bajo costo de recaudación generen ineficiencias o inequidades importantes. Por ejemplo, los impuestos mínimos o presuntos son más fáciles de controlar y liquidar pero al costo de gravar en forma desigual el valor agregado de las empresas cuya estructura difiere del nivel de recaudación a obtener depende de las preferencias de la comunidad respecto al nivel de participación del Estado en la economía y de las restricciones macroeconómicas. Si existen problemas para aumentar la recaudación, el gasto necesariamente deberá ser contenido para evitar inconsistencias macroeconómicas. Es importante señalar aquí que el gasto público siempre es financiado por algún impuesto: los corrientes, los futuros que se deberán recaudar para atender los servicios de la deuda pública utilizada para hacer frente a una parte de las erogaciones pasadas, o el impuesto inflacionario si el déficit se financia con emisión monetaria.