“Los discursos inspiran menos confianza
que las acciones”.
(Aristóteles)
En el análisis del discurso del Presidente Leonel Fernández hay muchos motivos para “distraernos” y nos vamos a “distraer”. Otros irán al meollo del asunto, nosotros preferimos ir a los “detalles”, las “pequeñas cosas”.
Uno
Primera “distracción”: nunca hay demasiada comunicación
El Presidente Fernández empieza analizando lo que fueron estas semanas en términos de comunicación e información. A las manifestaciones de diversos sectores de la vida económica, política y social el las llama “especulaciones y diatribas”, “propósito de sembrar la confusión y el pánico”, “mucho murmullo, mucha desinformación y mucha mala fe”…
Es una pena que el Presidente se muestre incapaz de un análisis correcto de lo que ha pasado en términos de comunicación.
•El Presidente fue quien permitió que sus funcionarios iniciarán el río del rumor.
•El Presidente fue quien calló cuando algunos de sus voceros hablaban de bondades de la reforma fiscal y descalificaban a los demás (incluso uno que otro funcionario llamando a la pasividad y queriendo encontrar una opinión pública ingenua).
•El Presidente se desautorizó al permitir que funcionarios de organismos internacionales, en el Palacio Nacional, fueran quienes dieran la cara por la reforma fiscal.
•En fin, que el Presidente olvida aquella máxima de que “nunca hay demasiada comuicación” y se empeñó en estar “incomunicado”.
Dos
Aparentes contradicciones o dificultades lógicas para le gente sencilla
•Primero. Afirma el Presidente que la oposición mutiló la reforma fiscal. “En diciembre del 2005, el Congreso Nacional, repito nuevamente, controlado por la oposición, aprobó una reforma tributaria que proporcionaba ingresos por tan solo 21 mil 400 millones de pesos, o lo que es igual, 10 mil millones de pesos menos que lo que se le había sometido para su aprobación”. Sin embargo, ahora pide “sacrificios fiscales” por RD$17,500.00 millones.
•Segundo. El Presidente considera que hay un propósito deliberado de sembrar la confusión y el pánico en el pueblo cuando se indica que la leche, las medicinas y los insumos agrícolas serán gravados con el ITBIS. Sin embargo, anuncia en primer lugar entre las “figuras impositivas” de su “reforma fiscal” Entre la ampliación del ITBIS “a unos muy pocos productos que habían sido excluidos de la reforma fiscal aprobada a finales del año pasado”. Fernández es quien siembra confusión al no indicar cuáles son estos “muy pocos productos”. ¿Propósito deliberado?
•Tercero. El Presidente anuncia “en segundo lugar, la corrección de los impuestos selectivos a las bebidas alcohólicas y el tabaco”. Sin embargo, pese a la sugerencia de numerosos sectores, para nada son gravados los juegos de azar, las bancas, las loterías…
•Cuarto. El Gobierno, como parte de su estrategia de comunicación, ha hecho énfasis en el fortalecimiento de la seguridad en República Dominicana, especialmente de la seguridad jurídica. Sin embargo, el Presidente anuncia que mantendrá hasta el 2009 el impuesto de 0,015 por mil a cheques y transferencias y la tasa del 30 por ciento de ISR a personas físicas y jurídicas, cuando había sido aprobado el desmontarla.
•Quinto. El Presidente parece no reconocer que hay dispendio público. Justifica, frente al empresariado, la nómina e incluso, como proeza, ha reducido la cantidad de empleados. Además, el gasto por este concepto, según el Presidente, es uno de los más bajos de América Latina. Sin embargo, el Presidente anuncia que aplicará una política de austeridad que le permitirá ahorrar 17,500.00 millones ¿Cómo es posible aplicar austeridad si no hay exceso de gasto?
Tres
Un Presidente que en el 2006 habla como si todavía fuera 2004
Otra “distracción” que nos llama la atención es que, para desautorizar a actores políticos que se oponen a la reforma, el Presidente Fernández habla como si todavía estuviese en agosto o septiembre del 2004. “La oposición es la culpable de la reforma”, parece decirnos Fernández.
Nos queda la sensación de que el Presidente se encuentra muy cerca del Fondo y muy lejos de Villa Juana.
Milton Tejada C.
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