El ex jefe policial, licenciado Pedro de Jesús Candelier, anunció su propósito de buscar la presidencia de la Republica y lo hizo con un discurso que rompió con la dicotomía de elegir entre esto y aquello, que es la ortodoxia de nuestros líderes.
En el accionar político moderno, las disyuntivas, que son decisiones excluyentes, están fuera de toda lógica programática, dado a que necesitamos de ambas cosas.
Candelier con sus planteamientos proporciona al electorado una opción nueva, sencilla, que ofrece oportunidades, que exige responsabilidad, da palabras a los ciudadanos y le garantiza un gobierno sensible y receptivo.
El programa que ofrece es para dar más oportunidades, en un crecimiento económico mediante el libre comercio, en condiciones justas, así como inversiones en las nuevas tecnologías, en la educación y formación.
Se lanza al ruedo en un escenario muy favorable, pero debe estar consciente que para llevar una campaña presidencial con éxito hace falta tres cosas esenciales: Primero, que la gente te mire y sea capaz de imaginarte de presidente. Luego tienes que recaudar suficiente dinero y obtener apoyos que te permitan ser conocido. Después de eso, todo se reduce a una batalla de ideas, mensajes y propuestas.
Candelier cumple con estos tres requisitos y si analizamos sin pasión el trabajo de proselitismo que viene realizando, llegamos a la conclusión que está dispuesto a dar la batalla.
En su discurso, pronunciado en el popular programa "Con Freddy y Puntos", hizo críticas agudas a la presente administración de Gobierno, pero se refirió a la responsabilidad política, a la comunidad, las oportunidades económicas, la seguridad nacional y a la batalla contra la corrupción.
Articuló ideas y medidas que pueden implementarse para mejorar la situación en todos los órdenes y algo muy importante, cree profundamente en ellas.
Demostró que tiene buenas ideas y un sólido programa pensado para el cambio y con la firma intención de llevarlo a cabo.
La salida de Candelier aporta a esta campaña energía, porque tiene un gran sentido de la estrategia y un profundo compromiso con el progreso. Es ingenioso, tiene voluntad de hierro, es una mezcla de populismo agresivo, pero con conciencia social; despierta confianza y credibilidad superando así el umbral de la barrera de incomprensión.
Debe de estar consciente que su candidatura despertará la ira de aquellos que no han podido cumplir con sus promesas y sobre todo de quienes entienden que él representa un obstáculo para sus aspiraciones.
Será objeto de ataques desconsiderados por el potencial que constituye, pero tal vez estos beneficien su campaña, en vez de perjudicarla, porque cuando reaccione ante estos, tendrá la oportunidad de exponer sus logros en su vida pública.
Candelier sabe que el futuro puede ser mejor que el pasado y que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad moral y personal de trabajar para que así sea. De esto trata esta nueva opción que se aleja de lo tradicional y destruye los falsos dilemas.