SANTIAGO.- La paz en que descansan los muertos en el cementerio municipal de El Ingenio, de esta ciudad, fue sorpresivamente interrumpida por casi una hora ayer, porque un nuevo “habitante” del denominado “barrio de los acostados” pidió días antes de fallecer que lo sepultaran al ritmo de bachatas y merengues típicos. Los familiares de Pedro Tomás Marte cumplieron al pie de la letra su deseo, por lo que le dieron “cristiana sepultura” mientras una moderna jepeta, provista de un amplio equipo de música, estremecía el entorno con bachatas interpretadas por Chicho Severino y Luís Segura, así como merengues interpretados por Fefita la Grande.
Como en el país regularmente los familiares cumplen los deseos de las personas que están a punto de fallecer, los de Pedro Tomás no quisieron quedarse atrás, por lo que buscaron el moderno vehículo, con un sistema de música potente, lo ubicaron cerca del nicho donde lo sepultaron, abrieron todas sus puertas y comenzaron la “despedida” con la bachata de Chicho Severino titulada “Al que le debo que se aguante”.
Poco les importó el lugar donde cumplían el deseo del difunto y mucho menos que importunaban el entierro de otras personas en esos momentos. Dejaron escuchar la estridente música todo el tiempo que quisieron, incluso después de la sepultura de Pedro Tomás, sin que apareciera una autoridad del campo santo que hiciera volver la tranquilidad al entorno.
Eddy Morillo, uno de los 18 hijos que procreó el obrero de 68 años que residía en el sector Ciudad Satélite, de aquí, dijo que su padre murió a consecuencia de cáncer en la próstata, tras varias semanas de internamiento en un centro médico local.
“Días antes de fallecer reunió a gran parte de su familia y nos pidió que, cuando fuéramos a sepultarlo, lo hiciéramos dejando escuchar los temas más populares de Chicho Severino, Luís Segura y Fefita la Grande, lo que hemos cumplido al pie de la letra”, agregó Morillo.
En adición a ese pedido, el hombre en su lecho de enfermo tuvo tiempo para sugerir algunos de los temas que deseaba fueran amplificados cuando le tributaran el último adiós, entre ellos los de Chicho Severino “Si no me quieres voy ganando”, “Millonario y qué”, “Al que le debo, que se aguante”, “Ya pagué”, “Volví y me lié” y “Ya quebré”.
Mientras que del “añoñaíto” Luís Segura se reprodujeron sus éxitos “Me dicen el amargado”, “El preso”, “traicionera”, “Que murmuren”, “Que murmuren” y “Se rompió la cadena”. De Fefita la Grande, los deudos de Pedro Tomás Marte hicieron sonar los merengues “Tengo un lío”, “Vamos a hablar inglés”, “La Pimienta es la que pica” y “Los malos corazones”.
El propietario de la jepeta, a pesar de que ya se había producido la sepultura del obrero Pedro Tomás, continuó difundiendo las interpretaciones con altísimos decibeles, pero sólo abandonó el lugar cuando parientes de otra persona que sepultarían en el área le pidieron que apagara el aparato musical, para ellos enterrar cristianamente a su pariente.