Celso Marranzini, un líder empresarial que muestra consistencia y moderación en sus planteamientos, tiene ese ojo de los analistas y estrategas que le permite percibir en dónde hay una oportunidad y en dónde hay un error cuyos efectos pueden ser de mediano o largo alcance. Es, a nuestro entender, lo que hace con sus declaraciones publicadas en el periódico Hoy. Esta apreciación vale al comentar sus expresiones sobre la reforma fiscal o impositiva que quiere impulsar el Gobierno, señalando el error cometido y abriendo una puerta de oportunidad.
Es un error el modo en que el Gobierno ha presentado y manejado la reforma, pero es sobre todo un error porque una reforma impositiva, en los actuales momentos, resta competitividad al sector productivo, especialmente porque en una economía de mercado abierto ya no es posible, como antes, transferir, con cierta facilidad, los impuestos en incrementos de precios a los consumidores. Además, de que reduce el poder adquisitivo de los sectores populares.
“Si el gobierno nos dice que ahora tenemos que ser más eficientes para poder competir, hacer inversiones y reducir los gastos, es justo también que las autoridades gubernamentales hagan lo propio y reduzcan el gasto público y eficienticen la inversión como una manera de aumentar su capacidad en todos los órdenes”, dijo.
Marranzini abre una oportunidad, deja una puerta abierta, pero no para estos momentos, al señalar que, si aun con austeridad todavía faltan recursos para el gobierno cumplir con sus compromisos, “entonces los empresarios serán los primeros en arrimar su hombro en beneficio de la colectividad”.
¿Podrá el Gobierno dar ese paso hacia la austeridad y la eficiencia, sobre todo cuando ya se acercan tiempos electorales y sectores del PLD impulsan el conocido camino de la reelección y, por consiguiente, del incremento del gasto público? Dar ese paso es el camino de la oportunidad, obviarlo es el camino de nuevos errores.
Milton Tejada C.
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