Al investigar la escena de la muerte que se ha producido de manera violenta, todos los convocados al lugar del suceso tienen que estar identificados con los objetivos de las ciencias forenses.
La Policía científica de la Policía Nacional (PN) es una estructura importante en las ciencias forenses. Ahora con la creación del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), éste pasa a tener las funciones de Policía científica. La Policía científica, al momento de contribuir al descubrimiento de las pruebas se convierte en una verdadera ciencia, la cual pasa a ser como un gran laboratorio técnico, en el que todas las tecnologías forenses, con las cuales se investiga el crimen práctico, pueden dar sus frutos.
Lo preocupante es que todavía la ciudadanía no se ha enterado de ella, ni de cual es su verdadero lugar en la realidad judicial del país. El ejemplo más sencillo que podemos nombrar es el panorama de los levantamientos de los cadáveres, en los que muchos de los agentes que acompañan a los forenses del caso, no han sido entrenados para ellos. Tampoco conforman lo que se dice una policía legista. Y esto es algo que urge ya.
Al investigar la escena de la muerte que se ha producido de manera violenta, todos los convocados al lugar del suceso tienen que estar identificados con los objetivos de las ciencias forenses; es decir, la identificación de la víctima, el establecimiento del momento de la muerte, la causa, la manera jurídica, así como tener en cuenta los aspectos éticos sin los cuales no tiene sentido la labor del forense ni del policía científico.
Toda función policial amerita de una inteligencia física, o de las leyes físicas, si es que se quiere, efectivamente, descubrir los delitos, y luego poderlos analizar posteriormente en los laboratorios de de Policía Científica.
La existencia de la Policía científica permite el desarrollo de la criminalistica, y permite que la constelación de ciencias forenses que desde ya debemos estudiar en nuestras universidades, sirva para ampliar el campo interdisciplinario de conocimientos criminalisticos y mejorar el trabajo que desde las instituciones judiciales se llevan a cabo.
Desde mi credo forense, esta Policía científica está acompañada de una mayor complejidad, y es la que la vincula a los institutos de Medicina Legal, del Ministerio de Justicia, de las Universidades y también entidades privadas. Sin embargo, es contradictorio que el país no cuente con un verdadero Instituto de Medicina Legal y, en cambio, sí con un Instituto de Patología Forense, y de un año para acá uno de Ciencias Forenses.
Así como antes la sociedad dominicana otrora objetó el Instituto Nacional de Patología Forense, por incurrir en la mala idea de convertir a médicos generales en médicos forenses (ningún país hace esto, y lo correcto es que los patólogos clínicos se especialicen en forenses, y como no hay quien los forme, los primeros debieron haberlo hecho en el extranjero), creo que hoy le pasa lo mismo al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (para algunos no es un verdadero instituto, ni agencia especializada, ni mucho menos). La Policía científica está en el medio de esta dificultad y va ganando terreno precisamente, creciendo en interrogantes y en dudas, sobre dónde debe estar. Ya en otros países esto está resuelto y además muy consolidado en las ciencias forenses y en los sistemas de administración de justicia convirtiendo en un solo organismo la Policía científica.
Nuestra ciencias forenses están en muy mal momento, lo que yo recomendaría es la apertura de un Congreso científico para enfrentar estas estructuras y para darle la oportunidad a que los mejores profesionales en la materia, algunos con muchos años en la institución policial (el mismo Jefe de la PN se cuenta entre ellos), junto a los profesores y verdaderos peritos forenses que se ocupan de esta materia, puedan debatir sus experiencias y hacer sus recomendaciones.
Si no pueden hacerlo por sí mismo, entonces se puede pedir ayuda a los legisladores para que organicen el problema de acuerdo a su metodología propia (vistas públicas, proyectos legislativos, etc). Lo que va a determinar el éxito de la Policía científica no está en una relación abstracta en relación a que las ciencias forenses convertidas en agencias tienen que tener muy bien definidos los modelos de informes y dictámenes, las normas internas de cumplir sus tareas de acuerdo a lo dictaminado por las normas procesales.
Las referencias a esta problemática son muchas, y no hay espacio para ello. Será, pues, en otra ocasión. Recuerden que dentro del complejo sistema de conocimientos de las ciencias forenses, cada especialidad, los laboratorios, los servicios, las divisiones con sus secciones o áreas, es por lo que se que acostumbra a referirse a todas estar partes integrales como criminalistica o Policía científica.