Con el impuesto a las bebidas alcohólicas, el Gobierno no solo restará competitividad al turismo, que es la más dinámica actividad económica del país, sino que también le meterá la mano en el bolsillo a los dominicanos más pobres para sacarles miles de millones de pesos que, como se ha visto con las últimas dos reformas, no se devolverán a la sociedad en obras y servicios, y probablemente se diluirán en proyectos no prioritarios y en la inmensa vocación de dispendio que ha demostrado la actual administración. Cuando se habla del tercer paquete fiscal del Gobierno, generalmente se resaltan los nuevos impuestos a la gasolina, al gasoil, a las placas y al rodamiento de los vehículos, y se olvidan de uno que tendrá un fuerte impacto negativo en la economía popular. Me refiero al 20 por ciento de impuesto adicional a las bebidas alcohólicas, que incrementará sustancialmente el precio del ron y la cerveza que consumen los dominicanos, especialmente los más pobres.
Aunque la mayoría de los analistas no lo digan, para no provocar ciertas sensibilidades, el impuesto a las bebidas alcohólicas no solo golpearía al sector turístico que opera bajo la modalidad del todo incluido, sino también a los ciudadanos pobres y de clase media, ya que independientemente del aspecto ético formal, el ron y la cerveza constituyen un componente importante en el gasto ordinario de los dominicanos.
Y quiero detenerme especialmente en el caso de la cerveza, tan importante en la cultura popular dominicana, como lo es el vino en la cultura de los europeos y los sudamericanos. Claro, el mundo occidental ha asumido el vino sin ningún prejuicio. El vino es tan importante como la comida, la vivienda o la recreación.
Nosotros tomamos cerveza para acompañar la comida, para compartir el momento o para mitigar los golpes de la existencia cotidiana, pero no asumimos esa práctica como un derecho –como puede ser el derecho al ocio y a la recreación- sino como un vicio, una cierta desviación de conducta, cuando en realidad la cerveza el es vino nuestro de cada día. Talvez con la diferencia de que en nuestra cultura no se ha mitificado la cerveza como el vino en otras sociedades, tal como lo muestra el poema de Alberto Cortez:
“Si señor, si señor…
El vino puede sacar cosas que el hombre se calla
que deberían salir cuando el hombre bebe agua…
Pero que lindo es el vino
el que se bebe en la casa
del que está limpio por dentro
y tiene brillando el alma
Que no le faltan amigos ni noches para gastarlas
que nunca le tiembla el pulso
cuando pulsa una guitarra
que no le falta un amigo
ni noches para gastarlas
que cuando tiene un pecado
siempre se nota en su cara
Que bebe el vino por vino
y bebe el agua, por agua".
De acuerdo a una reciente publicación, la República Dominicana es el país del mundo con mayor tasa de impuesto a la cerveza.
Con la aplicación del nuevo impuesto la cerveza dominicana pagaría poco más 102 dólares por cada hectolitro, 70 dólares más que el siguiente país en la lista, como se puede mostrar en la gráfica publicada por el periódico Clave Digital:
Impuestos por hectolitro de alcohol
Alemania, US$ 9.3
España, US$ 10.2
Guatemala, US$ 13.5
Honduras, US$ 18.9
Francia, US$ 21.7
El Salvador US$ 22.5
Costa Rica US$ 23.1
Italia, US$ 25.7
Nicaragua US$ 29.8
República Dominicana US$ 102.2*
FUENTE: WINE & SPIRITS INDUSTRY, ERNST & YOUNG
* PROPUESTA FISCAL GOBIERNO REPÚBLICA DOMINICANA