SANTO DOMINGO.-El periodismo y su relación con la ética fue el tema abordado por el presidente de la Soicedad Interamericana de Prensa (SIP), doctor Rafael Molina Morillo. En un concurrido acto de fin de año, la Librería Mateca y la Escuela de Filosofía de la UASD clausuraron el undécimo ciclo de su Programa de Tertulias Filosóficas, con la participación especial del doctor Rafael Molina Morillo, presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa y director del diario El Día, quien disertó sobre "La Comunicación y su Relación con la Ética".
Al exponer frente a un nutrido grupo de intelectuales, académicos y comunicadores sociales, Molina Morillo resaltó que la ética es imprescindible para la realización de un periodismo de calidad, pues el mismo constituye un bien social que no se debe manejar a capricho y por el que se tiene que responder ante toda la sociedad.
El veterano periodista inició su exposición criticando una de las percepciones éticas que según su opinión incide en cualquier redacción de periódico o noticiero, la cual consiste en plantear que todo se vale a la hora de ganar a la competencia para garantizar la supervivencia del medio y el salario de los reporteros.
Según Molina Morillo, "A esta visión se opone la de aquellos reporteros capaces de intuir los efectos de una información o las probabilidades de bien o de mal que abre una noticia, ante que los cálculos y angustias que desvelan a los empresarios".
Luego de referir algunos de los dilemas éticos o conflictos a que se enfrenta un profesional de la comunicación en su rol laboral, Molina Morillo analizó la vinculación entre la ética entendida como un modo de ser o carácter y la conciencia de identidad profesional del periodista.
En este aspecto puntualizó que "cuando en el ámbito de su quehacer el periodista abandona la ética, comienza a sufrir una devastadora crisis de identidad profesional y se describe a sí mismo como un empleado de un órgano de poder".
Al abundar sobre el tema, Molina Morillo indicó que muchos periodistas resultan perplejos y se hacen las siguientes preguntas acerca de lo que ellos son en realidad: "¿Un relacionista público acaso al servicio de un partido, de un político o del empresario dueño del anuncio publicitario?; ¿un vendedor de publicidad en el medio, que le paga el porcentaje de las ventas?; ¿un simple escribano que recoge con avaricia palabra por palabra lo que le dicen las fuentes que le asignan?; ¿un agente chantagista de un poder que amenaza a los que no se pliegan a sus exigencias e imposiciones?; ¿un recolector de rumores que el medio se encarga de convertir en noticias con sólo divulgarlos?; ¿un modesto redactor de gacetillas con que se pagan o demandan o se exigen favores?".
Otro tópico que llamó la atención del expositor fue el que vincula la ética con la utopía y de qué manera ello puede incidir en un periodista que procura la excelencia en su profesión. Señaló que la utopía, en tanto que aspiración a los sueños más altos es muy importante para un medio, pues ello evita que la historia se estanque e inmovilice.
"Puesto que un periódico en cada edición moviliza y propone tareas nuevas fundidas en los hornos de sus utopías, debe vivir guiado e inspirado por ellas, pues la utopía pone en tela de juicio la racionalidad dominante, el patrón de pensamiento instalado en la conciencia y en las instituciones y proclama que el pensamiento, como la vida, si no se renueva se muere".
Más delante añade: "Cuando en las redacciones se aclimata la utopía como en su ambiente propio es porque como en los periodistas ella es rechazo activo de la pasividad, de los dogmatismos; ella es inconformidad permanente, es la convicción de que en la vida por más altas que sean las metas alcanzadas, siempre se puede hacer más".
Ante decenas de contertulios que le escuchaban, el comunicador tocó también el tema del periodismo como negocio, manifestando que el perfil ético de un medio desaparece cuando el periódico, la revista o el noticiero se pueden mirar como un comercio más, al igual que la carnicería o las fábricas de ropas.
Indicó que si la información se compra, si la noticia se selecciona como una mercancía, según su potencial comercial, entonces el público sólo conocerá los hechos que interesan a quienes paguen su difusión y todos los valores éticos que rigen y ennoblecen la profesión desaparecen porque todo está en venta.
Advirtió, sin embargo, que no es que un periódico o noticiero no entren dentro de la categoría de empresas comerciales. En realidad operan como tales, pero no son cualquier clase de negocios.
"Allí no todo está en venta y la ganancia es un objetivo subordinado y no el principal. Los periódicos exitosos son los que no permiten que los negocios no invadan la arena editorial. Pero si un periódico quiere ofrecer buen periodismo, tiene que triunfar como negocio. El buen periodismo produce ganancias y éstas, a su vez, permiten hacer buen periodismo".
Las tertulias de la Librería Mateca y el departamento de Filosofía de la UASD se realizan en el “Rincón de los Filósofos” de de Mateca, desde hace cinco años.///