BUENOS AIRES (clarin.com) Recuerdos de una corta pero intensa estadía en la capital de República Dominicana. Los paseos por la zona colonial, un divertido festejo de cumpleaños y una noche a puro merengue y bachata. Hace dos o tres semanas estuve en un festival en Santo Domingo, en República Dominicana, en el que participé coordinando la muestra de homenaje a "La mujer y el cine".
La primera impresión al llegar a Dominicana fue el calor y ese brillo propio del Caribe. Y, por supuesto, el agua traslúcida, transparente, maravillosa.
Santo Domingo es la ciudad más antigua de América, declarada Patrimonio de la Humanidad. Allí llegó Cristóbal Colón en 1492, en su primer viaje al "Nuevo Mundo". Y allí están enterrados su huesos.
Actualmente su tumba es un gran mausoleo nuevo, cerca del mar, en el que también hay varias salas acomodadas en un largo corredor, donde los países hacen diversas exposiciones. Sin embargo, originalmente su tumba estuvo en la Catedral, una de las más antiguas del continente y de una arquitectura impresionante.
Pese a que estuve sólo tres días, pude conocer bastante. Estaba especialmente interesada en recorrer la parte colonial de Santo Domingo, con sus calles adoquinadas, que es maravillosa. Recorrí la calle Las Damas, el Alcázar del Colón (construido por Diego, el hijo de Colón) y también la casa de Hernán Cortés, porque este lugar no dejaba de ser un centro desde donde los conquistadores se distribuían para ir a otras tierras. Las construcciones permiten observar las influencias arquitectónicas, según a quién pertenecía la colonia.
El mar, como imaginan, es cálido y maravilloso. Justo cumplí años estando allí y lo festejé en un lugar que se llama Boca Chica (pasando el aeropuerto, a unos cuarenta minutos del centro de la ciudad). Es la parte más conocida y concurrida por la gente de Santo Domingo y tiene un gran movimiento comercial.
Celebramos con deliciosa comida, unos buenos tragos y nos bañamos en el mar, que allí es poco profundo y muy agradable.
La comida es muy sabrosa. Recuerdo los tostones de plátano frito, hechos de manera bastante compacta. Tampoco me privé de una divertida salida nocturna en la que bailé merengue y "bachata" —una versión más tranquila del merengue y muy de moda— en un club popular. La verdad, tengo muy buenos recuerdos de Santo Domingo.
*Protagoniza junto a Noemí Frenkel "Un mismo árbol verde", de Claudia Piñeiro, con dirección de Manuel Iedvabni, en el teatro Payró.