Tengo la percepción de que el ingeniero Miguel Vargas Maldonado lleva una cómoda ventaja en la disputa con doña Milagros Ortiz Bosch por la nominación presidencial, y que ganará la convención, hoy o mañana, mucho a poco. La Corriente Unitaria está en minoría en la mayoría de los organismos de dirección nacional, provincial, municipal, y en los frentes de masas. Y para rematar, las bases del PRD ven en el ingeniero Vargas Maldonado la única posibilidad de volver al poder. Esa corriente de simpatía que ha despertado Vargas Maldonado suele ser irreversible.
No digo que Vargas Maldonado sea mejor que Ortiz Bosch. En modo alguno. Ella tiene más méritos políticos, más nivel intelectual, más historia dentro y fuera del PRD. Ella goza de prestigio bien ganado a fuerza de trabajo y entrega. A ella debe haberle costado más esfuerzo y sacrificio llegar donde está por el simple hecho de ser mujer en una sociedad machista y atrasada.
El ingeniero Vargas Maldonado aún es un misterio dentro y fuera del PRD. Sus ideas en materia política apenas comienzan a salir a flote. Nadie sabe con certeza lo que desea y quiere para la República Dominicana. Esas cosas no están claramente definidas. Por eso es un misterio.
El ingeniero Vargas Maldonado es un hombre rico, poderoso. Y no lo oculta. Por el contrario, ese parece ser uno de sus principales atributos. El éxito empresarial personal, más su paso por la administración pública, le permiten presentarse como el hombre de éxito, el idóneo en estos momentos de crisis y caos. Más que un político es un gerente.
Si por méritos personales fuera, la candidata en la boleta del PRD sería doña Milagros Ortiz Bosch.
Si por méritos fuera, Juan Bosch habría vuelto a ser presidente de la República, porque nadie se lo merecía más.
Si por méritos fuera, José Francisco Peña Gómez habría sido presidente de la República porque nadie, absolutamente nadie, se lo merecía más.
Y si por méritos fuera, Balaguer no habría sido presidente de la República nunca, porque nadie, absolutamente nadie, se la merecía menos.
Lamentablemente, los valores y los méritos de una persona no siempre cuentan, no siempre sirven para decidir una candidatura o un puesto de dirección. Menos en una sociedad que, como la nuestra, está enferma del cáncer de la corrupción, donde "papeleta mató a menudo y morocota se alzó con tó", donde "por la plata baila el mono", donde "el que tiene más saliva come más hojaldre", donde el clientelismo, el populismo y la demagogia constituyen los tres elementos fundamentales de la práctica política dominicana.
La candidatura presidencial no es un concurso de belleza, ni un precio que se le otorga al mejor o al que más méritos académicos, profesionales, intelectuales y morales tenga. Una candidatura es una guerra política donde los recursos económicos y la estructura orgánica juegan papeles de primer orden.
El año pasado asistí a un curso de cuatro días sobre marketing político realizado en Miami. Un experto brasileño, autor de varios libros sobre la materia, comenzó su exposición con estas palabras: "Sin recursos económicos en estos tiempos, no hay campaña electoral". Y agregó: "El que no tenga dinero, ni sepa dónde obtenerlo, que no se lance, que no inicie una campaña", porque su adversario, si tiene los recursos, será al final el vencedor.
Doña Milagros no tiene fortuna. Ha podido tenerla, pero no la tiene. No ha hecho lo que han hecho otros para enriquecerse. (¿?) Los demás integrantes de la Corriente Unitaria que tienen dinero, mucho dinero, tanto como Vargas Maldonado, no quieren invertir en su candidata. (¿?) ¿Poquita fe, como dice la canción?
En este proceso electoral del PRD no sólo está en juego la candidatura presidencial, sino el liderazgo histórico de algunos dirigentes y candidatos sempiternos, que es algo que debemos tomar en cuenta. Después de la convención, sea hoy o sea mañana, muchos tendrán que sentarse en sus casas y permitir que la vida siga.
El ingeniero Vargas Maldonado y su grupo deben actuar con inteligencia. Oponerse a una posposición de la convención no creo que sea correcto. Un mes más o un mes menos no hará ninguna diferencia. A quien menos le conviene prolongar este proceso es a la Corriente Unitaria, que está cada vez más presionada por las bases del partido y por la opinión pública. Además, sus recursos son cada vez más exiguos. Y no tiene una alcancía en el extranjero a través de gobiernos "amigos" de la Internacional Socialista, ni de ningún otro litoral. Ni siquiera los dirigentes millonarios del grupo quieren sacar sus millones para tirarlos a la calle.
A quien más debe interesarle una convención sin traumas es a Vargas Maldonado. De igual modo, Vargas Maldonado debe hacer hasta lo imposible por garantizar la unidad del partido. Otro fraccionamiento en el PRD puede ser fatal para intentar volver al poder, no importa quien sea el candidato o la candidata.
La arrogancia no es buena consejera en política.
Así es como yo, miembro del glorioso PPH, veo las cosas en la lucha entre doña Milagros Ortiz Bosch y el ingeniero Miguel Vargas Maldonado. Admito que puedo estar equivocado. Es mi visión de las cosas. No me anima el interés de hacer daño. Por el contrario, quisiera un entendimiento entre las partes en aras de la unidad del PRD.