BAGDAD, 29 dic (IPS) – Los iraquíes están preocupados por un posible agravamiento de las divisiones internas a causa de la inminente ejecución del ex presidente Saddam Hussein (1979-2003), incluso aquellos que fueron perseguidos por su gobierno. La sentencia de muerte, originalmente dictada el 5 de noviembre, fue confirmada el martes por un tribunal de apelaciones. Según las leyes iraquíes, la ejecución tiene que ser llevada a cabo dentro de los 30 días de ratificado el veredicto.
"A partir de mañana, cualquier día puede ser implementada" la sentencia, dijo el martes el juez Aref Shahin.
El diario estadounidense The New York Times informó que el depuesto mandatario podría ser ahorcado este sábado, y las cadenas de noticias CBS y NBC señalaron que la ejecución se realizará este domingo.
Mientras, los abogados defensores informaron que las autoridades militares estadounidenses les pidieron que entregaran los efectos personales del ex gobernante, lo que parece confirmar la inminencia de la ejecución.
Saddam Hussein fue declarado culpable de ordenar la muerte en 1982 de 148 chiitas en la ciudad de Dujail, 60 kilómetros al norte de Bagdad, en venganza por un intento de asesinato en su contra. Fue sentenciado a morir en la horca.
La finalización de este proceso de nueve meses, con 38 sesiones en el tribunal y en el cual tres abogados defensores y un testigo fueron asesinados, muy posiblemente agrave el caos y la violencia que sufre todo el territorio.
El ex mandatario también está en medio de otro proceso por cargos de genocidio y otros crímenes cometidos durante la masacre de la campaña Anfal (botín de guerra), desarrollada entre febrero y septiembre de 1988 por el régimen en represalia por la cooperación de los kurdos con soldados iraníes durante la guerra con Irán (1980-1988). Se calcula que unos 180.000 kurdos murieron en esa campaña.
Este juicio fue aplazado hasta el 9 de enero, y se prevé que continúe contra otros ex funcionarios de gobierno responsabilizados de la masacre si Saddam Hussein es ejecutado.
No obstante, muchos opositores al ex mandatario, derrocado por Estados Unidos en marzo de 2003, no apoyan el veredicto.
El hijo de Hashim al-Ubaydi, de Bagdad, fue sentenciado a muerte por un "tribunal revolucionario" del régimen de Saddam Hussein, pero no está satisfecho con ver al ex jefe de Estado ahorcado en las actuales circunstancias.
"Yo era opositor a Saddam Hussein y a sus políticas, pero soy partidario de la idea de ponerlo en un tribunal verdaderamente fuera de la influencia de las fuerzas de la ocupación. No puedo perdonar ni olvidar que mi hijo haya sido ejecutado, pero como un iraquí racional no puedo aceptar ver al presidente de mi país yendo a juicio en una forma tan ridícula por los invasores", afirmó.
Muchos líderes iraquíes señalan que la ejecución agravará las divisiones en el país.
La Asociación de Eruditos Musulmanes, el principal grupo sunita, cuyos miembros estaban en la lista de más buscados por el régimen de Saddam Hussein, expresó profunda preocupación por las consecuencias de la pena capital.
No obstante, algunos celebraron el veredicto.
"Saddam Hussein debe ser ejecutado el mismo día (de la festividad musulmana) de Eid. Queremos que la ejecución se transmita por televisión", dijo un líder del chiita Movimiento Sadr.
Otros no están tan eufóricos. "Odio a Saddam Hussein y siempre le deseé la muerte que merecía por su actitud contra mi nación kurda. Todavía le deseo la muerte, pero junto con sus sucesores que mataron a la mitad de la población de Iraq y detuvieron a la otra mitad", dijo a IPS por teléfono Sardar Herki, de la septentrional ciudad de Sulaymaniya.
Comparado con el actual escenario, muchos iraquíes comienzan a recordar los días de Saddam Hussein como una "época dorada", dijo a IPS un profesor de ciencias políticas que prefirió no dar su nombre.
Un informe de la revista médica Lance señala que más de 655.000 iraquíes han muerto como resultado de la ocupación.
"Los iraquíes no criticarían tanto (la sentencia) si los ejecutores de Saddam Hussein hubieran mejorado la situación del país", señaló el politólogo.
"Su era no fue exactamente dorada, pero entonces los iraquíes se sentían orgullosos de sus políticas contra la arrogancia y avaricia de Irán y de Estados Unidos. Logró alimentar a su pueblo y darle seguridad y servicios básicos, pese a todas las guerras que peleó y las sanciones de la ONU (Organización de las Naciones Unidas)", añadió.
El equipo de defensores del ex presidente objetó el veredicto y continúa trabajando para impedir su muerte.
"Todos los procedimientos en el tribunal fueron ilegales desde el mismo comienzo", dijo a periodistas en Bagdad el jefe de la defensa, Khalil al-Dulaimy.
"Saddam Hussein es un prisionero de guerra y no debe ser entregado a sus oponentes, y la comunidad internacional debe presionar a las autoridades de Estados Unidos para que no lo hagan", añadió.
Organizaciones defensoras de los derechos humanos pidieron la suspensión de la ejecución arguyendo que el ex mandatario no tuvo un juicio justo. Human Rights Watch aseguró que todo el proceso estuvo manchado con interferencia política.
El partido Ba'ath, antiguamente liderado por Saddam Hussein, añadió tensión esta semana al amenazar con atacar intereses de Estados Unidos si el ex jefe de Estado era llevado a la horca.
"Nuestro partido advierte sobre las consecuencias de ejecutar al presidente y sus camaradas. El Ba'ath y la resistencia están decididos a responder con todos los medios y donde sea para herir a Estados Unidos y sus intereses si comete ese crimen", alertó en un comunicado.(FIN/2006)