MADRID, dic (IPS) – España iniciará 2007 con optimismo por dos cuestiones fundamentales: la posible desaparición del grupo terrorista ETA y un probable fortalecimiento del crecimiento económico. Esos dos asuntos son los que más atención concitan en el escenario de la política nacional, al margen de los ataques que a diario intercambian el gobierno presidido por el socialista José Luis Rodríguez Zapatero y la mayor fuerza de oposición, el derechista Partido Popular (PP), liderado por el diputado Mariano Rajoy.
Aunque también, una y otra vez, se ponen sobre la mesa las reclamaciones de los nacionalistas moderados de Cataluña y del País Vasco, dos de las 17 comunidades autónomas que integran España, en las que la coalición Convergencia y Unión (CiU) y el Partido Nacionalista Vasco (PNV), respectivamente, son las fuerzas políticas más votadas y que plantean mayores cuotas de autogobierno.
El optimismo tiene una nube negra en la corrupción de la administración pública, que en 2006 salpicó tanto a miembros del gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) como del PP, en casos que permanecen abiertos y que seguramente seguirán afectando a uno y otro.
El miércoles 27 se sumó otro caso, al comprobar la Fiscalía que una empresa pública de la Comunidad Valenciana, gobernada por el PP, emitió facturas falsas y malversó fondos en 2001.
Con ese trasfondo, el 27 de mayo se celebrarán elecciones municipales en toda España, en las que la mayor duda sobre los resultados está en su capital, Madrid, cuya alcaldía está ahora en manos de Alberto Ruiz Gallardón, del PP, y donde el PSOE va en ascenso en los sondeos de intención de voto.
Más allá de los cambios que se puedan producir en la gobernación de grandes ciudades como Madrid, sus resultados globales darán una pauta de lo que podrá ocurrir en las elecciones generales, previstas para 2008. Las encuestas realizadas en los últimos meses dan como ganador al PSOE, pero por un margen muy estrecho, que podría variar de aquí a entonces, dependiendo de las circunstancias.
Euskadi ta Askatasuna (ETA, Patria Vasca y Libertad, en vascuence) ha sido la principal preocupación de los españoles en las últimas décadas, pero en 2006 se abrió una puerta a la esperanza de paz, que podría materializarse en 2007. Los más optimistas creen que ese grupo acabará renunciando al uso de las armas, mientras que otros consideran que volverá a matar, algo que no ha hecho en los últimos tres años.
Las razones para el optimismo se basan en datos de la realidad, en particular en dos de ellos. El primero es que todas las encuestas realizadas en el País Vasco indican que cerca de 90 por ciento de los ciudadanos de esa región condenan la violencia. El segundo, que ETA ha sufrido duros golpes de las fuerzas de seguridad, tanto en España como en Francia, las cuales han debilitado sustancialmente su estructura.
Zapatero dijo ante el Congreso legislativo, en marzo de 2006, que estaba dispuesto a negociar con ETA con la condición expresa de que previamente ese grupo abandonase definitivamente el uso de la violencia. Poco después, ETA anunció "un alto el fuego permanente", que según el gobierno y la oposición no significa que sea total, por lo que no se inició el anunciado diálogo.
No obstante, fuentes del PSOE que pidieron no ser identificadas dijeron a IPS que se celebraron reuniones "informales" para intentar convencer a ETA de que no le queda otro camino que renunciar al uso de las armas. Y que al hacer expresa esta decisión habría diálogo con Batasuna, su proscripto brazo político, que eventualmente volvería a la legalidad.
El PP, por su parte, rechaza rotundamente cualquier tipo de diálogo y acusa al gobierno de haber cedido ya a las exigencias del grupo separatista, algo no comprobado, pues las fuerzas policiales continúan su labor antiterrorista, con detenciones, allanamientos y secuestros de documentos, armas y explosivos.
Sobre esto el líder del PSOE de la región en cuestión, Patxi López, afirmó que los socialistas "no desean a la izquierda 'abertzale' (Batasuna) fuera del sistema de libertades, sino dentro, concurriendo a las elecciones, participando en la vida política en el marco de las instituciones, representando a una parte importante de la sociedad vasca a la que no se puede dejar sin voz". Pero previa renuncia de ETA a la violencia.
Entre tanto el panorama económico es muy alentador. El crecimiento del producto interno bruto (PIB) de España fue este año de 3,8 por ciento, el más alto desde 2000, y el gobierno prevé que para 2007 alcance 3,4 por ciento, porcentaje que estaría encabezando este indicador en la Unión Europea. Lo que más resalta de ese aumento es que los buenos resultados se deben al incremento del consumo de la población.
Aunque no se lo reconozca oficialmente, una contribución decisiva para ese incremento del PIB proviene del trabajo de los inmigrantes, algo que admiten los dirigentes empresariales.
Fuentes gubernamentales dijeron a IPS que se calcula que en 2007 ingresarán legalmente al mercado laboral español entre 180.000 y 200.000 extranjeros ajenos a la Unión Europea, contratados en sus países de origen o ya residentes en España y cuya ocupación haga parte de los llamados "puestos de difícil cobertura", como por ejemplo, cuidadores de ganado, técnicos de imprentas e incluso deportistas profesionales. En 2006, quedaron sin cubrir 2.630 vacantes de esta categoría.
Según datos provisionales del Instituto Nacional de Estadísticas, la población de España en 2006 es de cerca de 44,4 millones de habitantes. De estos, unos 40,5 millones son residentes de nacionalidad española (algunos de ellos nacionalizados), y alrededor de 3,8 millones son extranjeros empadronados, que representan 8,7 por ciento del total.
A esta última cifra hay que sumar aproximadamente un millón de inmigrantes indocumentados, según estimaciones extraoficiales, y que por lo tanto no figuran en las estadísticas. El gobierno, apoyado en esto por el PP, sostiene que no habrá un nuevo proceso de regularización y que se levantarán vallas de todo tipo para impedir el ingreso irregular de extranjeros.
Pero todo demuestra que es imposible colocar barreras infranqueables para quienes parten desde países en desarrollo en busca de mejores oportunidades económicas. El miércoles, cuatro frágiles barcazas atravesaron más de 200 kilómetros del océano Atlántico desde las costas del noroeste de África, y llegaron a las españolas Islas Canarias con 130 inmigrantes a bordo.
Según el Ministerio del Interior, durante 2006, mediante este método arribaron a las costas españolas 31.000 inmigrantes, una cantidad similar a la suma de los que llegaron en los cuatro años anteriores por esa vía. Mientras, por tierra procedentes del este de Europa, y por aire o incluso a través de la frontera con Francia, ingresaron más de medio millón, según cifras extraoficiales.
Mientras, el gobierno reivindica un triunfo: la aplicación de la Ley del Tabaco, puesta en vigor en diciembre de 2005. En un año de vigencia redujo en 83 por ciento la presencia de nicotina en los centros de trabajo, en los cuales desde entonces está prohibido fumar. Además, medio millón de personas dejaron el cigarrillo y tres millones lo intentaron, informó el día 27 el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.(FIN/2006)