SANTIAGO.- Abandonadas a su suerte y con grandes limitaciones económicas, alrededor de 300 personas (la mayoría de ellas niños) ven pasar el tiempo sentadas al frente de sus humildes casuchas, que lograron construir en la ribera del río Yaque del Norte, frente al sector Nibaje, de esta ciudad. Provenientes de distintos sectores de aquí y de campos pertenecientes a otras provincias, desde hace 16 años el lugar se ha convertido en el hábitat de tantas personas, que ya hasta nombres le han puesto para distinguirlo. La parte baja la llaman “Nibaje al Frente” y, el caserío levantado en la zona de más arriba eufemísticamente la bautizaron como “Nueva York Chiquito”.
Pero, no importa cómo sean denominados esos lugares por quienes residen allí, pues la realidad es que viven prácticamente hacinadas y resignadas a esperar la muerte en la zona, porque hace tiempo perdieron la esperanza del que el Estado vaya en su auxilio y cambie, aún sea de manera parcial, su existencia.
De alrededor de 75 adultos que tienen sus moradas allí, sólo tres tienen trabajo fijo, en tanto que el resto está a expensa de lo que puedan ocuparse en el día y hacen las más disímiles labores, pero siempre dentro de la dignidad, buscando ganarse algunos pesos que les permitan enfrentar la realidad de sus vidas.
Como es natural, en esas improvisadas barriadas los lugareños no cuentan con adecuados servicios públicos, especialmente el sanitario y de agua potable. Aunque disfrutan de energía eléctrica, prácticamente todas las conexiones son ilegales.
Las casuchas han sido construidas una al lado de la otra, porque el espacio físico es muy estrecho de profundidad, en vista de que, a escasos metros del borde de la avenida de Circunvalación, está el precipicio que termina en el cauce del más largo río de la República Dominicana: el Yaque del Norte.
Uno de los primeros pobladores fue Leonidas Suero, quien hace 15 años levantó con mucho esfuerzo su casita, donde vivía con su mujer Patria Rosario. Allí procreó a Sonia y Nena pero, desde hace alrededor de dos meses vive sólo, en una habitación que le alquiló su vecino Carlos Paulino, porque una tarde un fuego le redujo completamente a cenizas su casita.
El incendio obligó que sus hijas fueran a vivir con parientes, al igual que su mujer, mientras él espera que las autoridades cumplan la promesa de reconstruirle su casa y así reencontrase con el resto de su familia, mientras continúa trabajando como vigilante privado, devengando un salario que apenas le alcanza para cumplir parte de sus necesidades.
Hace 40 años Suero vino a Santiago procedente de la comunidad El Limón, perteneciente al municipio de Altamira, provincia de Puerto Plata, pero no tuvo la suerte económica que esperaba, por lo que los últimos 15 años lo ha vivido en “Nibaje al Frente”.
Esteban Rodríguez es su vecino más cercano desde hace ocho años y, aunque es nativo de esta ciudad, se vio en la obligación de “construir” una casita en el lugar porque, tras la muerte de su madre, perdió la casa que le dejó como herencia, cuando una persona la reclamó alegando que era su legítima propietaria.
Con cierta resignación, Esteban convive en el diminuto espacio con su mujer María de los Ángeles Acevedo Pepín y ha supeditado una mejoría en su forma de vivir a que Dios así lo decida “porque cada día se me aleja más la posibilidad de encontrar un trabajo decente, que me permita pronto ubicarme en un lugar más digno”.
Gloria Mercedes Cruz hace dos años que se le presentó la oportunidad de comprar la casucha donde vive, por lo que desde entonces está en el lugar, acompañada únicamente de su nieto Julio César Mora, de apenas 10 años de edad.
Ella vino hace años a Santiago procedente de la comunidad Leonor de Toma, de la noroestana provincia de Santiago Rodríguez. Ahora es común encontrarla sentada frente a su “casa”, mientras el nieto juega por el vecindario con sus amiguitos generacionales.
Hace un mes, Leocadia Escaño vino de Salcedo y, sin pensarlo dos veces, reunió los pesos necesarios para “adquirir” una propiedad justamente al lado de doña Gloria. Y allí vive con su marido Eddy Camacho y sus tres hijos Francier, Eddy Javier y Perla Macier.
El grueso de las casi 60 familias que han formado “Nibaje al Frente” y “Nueva York Chiquito” es de esta ciudad y, más específicamente, damnificados por las riadas del Yaque del Norte, cuando las casuchas que tenían en la ribera, en el lateral del sector Bella Vista, fueron destruidas.
En los últimos 16 años, cada vez que se producen esos tipos de inundaciones, los afectados optan por reinstalarse en esos lugares, donde difícilmente alguna vez puedan llegar las aguas del río.
En “Nueva York Chiquito” funcionan tres pequeños colmados, uno de los cuales inclusive oferta productos agrícolas. Quienes allí residen tienen la opción de comprar en Nibaje, histórica barriada santiaguense que le queda al frente, pero que para acceder a ella tienen que cruzar la avenida de Circunvalación, una de las vías más peligrosas de Santiago para los transeúntes, por el fluido tránsito de vehículos.