Aunque Jesús nació hace más de 2 mil años la costumbre de conmemorar su llegada al mundo obsequiando juguetes y regalos a los niños la noche del 5 de enero se instituyó hace menos de dos siglos. A partir de entonces, esa fecha se llenó de magia e ilusiones para los pequeños de distintas nacionalidades, quienes empezaron a escribir cartas a los “Reyes Magos” para plasmar sus peticiones.
¿QUIÉNES ERAN LOS REYES MAGOS?
La Biblia no ofrece muchos detalles sobre ellos, ni registra sus nombres. Se asume que eran "sabios" o astrónomos, de gran poderío económico, quienes se trasladaron desde Oriente hasta Belén siguiendo una estrella que anunciaba el nacimiento de un nuevo rey.
¿ERAN TRES?
Aunque sólo se habla de Melchor, Gaspar y Baltasar; (nombres que fueron incorporados a partir del siglo XXIII), algunos teólogos, entre ellos William Hendriksen, aseguran que eran más, pero que se registran sólo tres porque la historia los relaciona con los presentes entregados al Niño Dios: oro, incienso y mirra; representando la purificación de las almas, la luz a seguir y la inteligencia divina, respectivamente.
¿ERAN MAGOS?
En un principio, los Reyes tuvieron el carácter de magos y eran caracterizados con el gorro frigio de los sacerdotes del dios persa Mitra; pero como la astrología estaba prohibida, la Iglesia decidió desechar esa imagen y cambiarles la vestimenta, colocándoles coronas reales al estilo latino.
¿QUÉ SIMBOLIZAN?
Durante un tiempo los Reyes fueron personificados por tres varones de raza blanca, pero a partir del siglo XVI, para simbolizar la universalidad del cristianismo, Baltasar comenzó a ser representado como un hombre de raza negra, Melchor como un anciano de barba blanca y Gaspar como un joven rubio.
¿CONOCIERON AL NIÑO EN EL PESEBRE?
Los belenes y nacimientos que adornan a final de año los hogares, calles, comercios y sitios públicos presentan juntos en un pesebre a María, José, el Niño Dios, Melchor, Gaspar y Baltasar. Pero John Broadus, en su obra “Comentario al Evangelio según San Mateo”, considera irreal esta efigie y fundamenta su argumento al señalar que el traslado desde Oriente hasta Belén, con los medios de transporte de aquella época (camellos) tomaba mucho tiempo y era imposible que los Reyes llegaran a tiempo para conocer a Jesús mientras era un recién nacido.
Broadus afirma que cuando los Reyes arribaron a Belén el Niño Dios tenía casi dos años de edad y el encuentro se produjo en el hogar de José y María, no en el pesebre. Esta teoría nos llama a reflexión si recordamos que el Soberano Herodes, enterado de la nacimiento de un nuevo rey, temió ser destronado y para hacer desaparecer a quien consideró un intruso ordenó matar a los niños menores de dos años, no sólo a los recién nacidos.
¿SÓLO LOS REYES OBSEQUIAN JUGUETES A LOS NIÑOS?
En todas partes del mundo las tradiciones evolucionan y generan costumbres nuevas. Por ejemplo, en la zona del Cibao, en la República Dominicana, la usanza era que los chicos recibieran sus regalos la noche del 24 de diciembre, como una “cortesía” del Niño Jesús, mientras que en Santo Domingo, al Sur y al del Este del país es una tarea propia de los Reyes Magos, la noche del 5 de enero.
En algunos hogares es Santa Claus o Papá Noel quien se ocupa de llevar los regalos en la madrugada del 25 de diciembre. Esta es una costumbre norteamericana, pero que ha tomado fuerza en otras culturas porque permite a los niños disfrutar a tiempo completo sus juguetes, antes del inicio de clases.
Cuando por razones económicas o de cualquier índole los niños dominicanos no pueden recibir sus regalos el 25 de diciembre o el 5 de enero, tienen la esperanza y la oportunidad de que la “Vieja Belén” se los traiga.
En fin, no importa que sean los Reyes Magos, Santa Claus o la Vieja Belén quien deje los regalos. Son tres personajes fantásticos distintos, pero con un mismo propósito: brindar un día de felicidad e ilusión a millones de niños (y hasta algunos adolescentes y adultos).