Y del Partido Reformista Social Cristiano, ¿qué?

¿Qué pasa en el interior del Partido Reformista Social Cristiano? ¿Se fortalece? ¿Se le puede considerar una opción de poder para las elecciones del año 2008?
¿Seguirá dividido y dividiéndose cada vez más o por el contrario su estructura orgánica crece y se fortalece al amparo de una dirección experimentada y capaz? ¿El PRSC seguirá siendo la cenicienta de la política dominicana, conformándose con el tercer lugar de una contienda que sólo admite dos fuerzas? ¿Continuará siendo un partido bisagra que se conforma con las migajas del poder? ¿Están dadas las condiciones para que dé un salto espectacular y se eleve por encima del Partido de la Liberación Dominicana y el Partido Revolucionario Dominicano, que parecen ser las fuerzas que se disputarán nuevamente el poder?

El PRSC tiene un problema de fondo en su dirección que tiene que ser resuelto en el menor tiempo posible. En ese partido hay dirigentes que no creen en la fortaleza de la organización, que no trabajan políticamente, que sólo piensan en sí mismos, buscando en cualquier coyuntura ventajas o privilegios, gente dispuesta a venderle su alma al Diablo, como ha ocurrido con los trasvestis que se han ido al gobierno por cualquier bagatela.

El PRSC sube cinco puntos en las encuestas, pero rápidamente baja seis o siete, casi de manera inexplicable.

Es por la falta de coherencia política, por la falta de un trabajo sistemático, por la falta de un liderazgo serio y responsable que asuma al partido como su principal tarea.

Tal vez seria inteligente elegir al candidato en los próximos dos o tres meses. Posiblemente un buen candidato le imprima dinamismo y lo una en torno a esa figura, que debe ser un hombre o una mujer de condiciones excepcionales que pueda rebasar a las fuerzas que ocupan el primer y segundo lugar, es decir al PRD y al PLD.

¿Quién sería esa figura prominente?

¿Eduardo Estrella, Amable Aristy Castro o Luis Toral? ¿Hay más? Quique Antún no puede ser aspirante a la Presidencia. Los estatutos del partido se lo impiden.

¿Alguno de ellos tiene la capacidad de unificar al partido y de conducirlo hasta el Palacio Nacional? Esa es la pregunta del millón, la que tienen que hacerse todos los miembros, dirigentes y simpatizantes del Partido Reformista.

¿Tiene que ser un dirigente reformista el candidato presidencial? ¿No puede ser un extrapartido? ¿Por qué no? Alguien que aglutine, que una, que pueda garantizar la tan anhelada victoria reformista. No sería la primera vez en la historia política de los partidos que el candidato presidencial no proviene de sus fuerzas internas. No es una locura, aunque sé que sería poco probable.

El reformismo está en una situación muy difícil. Por eso su dirección debe actuar con mucha inteligencia para evitar continuar siendo el pescado más pequeño que es tragado por los más grandes.

No creo que resista otro proceso electoral desastroso, otro tercer lugar, otra paliza electoral, ni más divisiones.

El PRSC crece y se multiplica, o desaparece como tercera fuerza electoral para ser una organización más del montón, de ésas que sirven para que dos o tres vivos negocien y le saquen algún dinero a través de la Junta Central Electoral y del partido de gobierno.

El PLD tiene una crisis interna como nunca antes. El fantasma de la división acecha. De una manera u otra, los conflictos entre danilistas y leonelistas dejarán heridas incurables.

Y, como si fuera poco, el gobierno del PLD no pega una. Si la crisis económica adquiere las dimensiones que parece, dentro de poco estaremos comiéndonos los unos a los otros. En el PRD los problemas internos parece que continuarán más allá de la celebración de la convención. Hay gentes que no pueden permitir que les cuenten los votos porque su derrota no sólo sería electoral, sino política y los dejaría fuera de cualquier contienda de manera definitiva. Es decir, le pondría fin a la carrera política de algunos.

Es en ese marco de dificultades de los principales adversarios que el PRSC tiene que colarse. Es en medio de la crisis económica del país y de un gobierno incapaz que el PRSC tiene que crecerse con una oposición seria y constructiva que lo coloque como la única fuerza política a tomar en cuenta ya sea por su experiencia de Estado o por su madurez. De lo contrario, no hay futuro para los reformistas. Una parte se irá al PLD, otra al PRD y un grupito se quedará con la franquicia para hacer negocios, igual que los otros bandos, igual que los que ya se han ido. Negocio, mucho negocio. En eso se ha convertido la política en nuestro país.

La polarización PRD‑PLD puede arrastrar al reformismo. Contra eso debe luchar la dirección del partido fundado por el doctor Balaguer. Esa polarización tiene que evitarla a toda costa si quiere sobrevivir, si quiere mantenerse vigente, si quiere competir por lo menos dignamente.