SANTIAGO.- Se encuentran desde ayer en esta ciudad los técnicos españoles, que tienen la misión de hacer los estudios del proyecto del tranvía, y su primera tarea fue evaluar el mapa y las políticas de planificación urbana y de organización territorial locales. El síndico José Enrique Suez recibió en su despacho a Angel Buitrago y Andrés García, jefes de Infraestructuras y de Caminos, respectivamente, de la empresa de Ferrocarriles Vía Estrecha (FEVE), entidad dependiente del ministerio de Fomento Español, con quienes conversó ampliamente sobre el proyecto.
Los extranjeros tienen la misión de realizar las investigaciones técnicas sobre suelo, trayecto vial y otras variables relacionadas con el propósito de establecer un sistema de ferrocarril metropolitano en la Ciudad Corazón.
En la reunión con el síndico Sued, además de los visitantes españoles, participaron el coordinador de la Oficina de Proyectos del Gobierno Local, licenciado Rafael Núñez, el director de la Oficina Municipal de Planeamiento Urbano, arquitecto Oscar Nacer Tabas, y la señora Dalia Sued, de la compañía Consulting APD Dominicana, promotora local del proyecto.
Después de obtener informaciones técnicas sobre el desarrollo urbanístico local, Buitrago y García, asistidos por técnicos municipales ejecutarán el trabajo de campo, definiendo variables e hipótesis sobre suelo y trazado vial del tranvía.
El síndico José Enrique Sued reiteró que lo que más le satisface es que el proyecto ferroviario se fundamentaría bajo la modalidad de concesión e inversión extranjera, lo que indica que dicho ferrocarril no será carga económica para la municipalidad.
El perfil del proyecto especifica que la mejor opción para la realidad territorial y el comportamiento del movimiento urbano en Santiago es un transporte ferroviario en superficie, el que cuesta cinco veces menos que el sistema soterrado de la construcción de un Metro.
Según el plan inicial, el tren santiaguense contaría de doce estaciones distribuidas en toda la geografía urbana, con parada cada 620 metros. Se contempla una flota de seis unidades ferroviarias de última generación, con vagones de piso bajo y con velocidad que no superará los 70 kilómetros por hora.