Internet llega a zonas apartadas de la ciudad, y beneficia a miles de regantes, segun reporta el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI). SANTO DOMINGO.- Más de 131,685 regantes y sus familiares residentes en distintas zonas rurales marginadas del país, además de los grupos sociales de las comunidades ubicadas en el área de influencia de los sistemas de riego, tienen acceso al Internet y a una biblioteca y un banco de datos digitales, mediante los equipos computacionales de última generación instalados por el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI).
Esa facilidad para el uso y aprovechamiento de la tecnología de punta la otorgan los Centros de Agronegocios y Audiovisuales-Bibliotecas (CEGA-CABI), dentro de las políticas impulsadas por el presidente Leonel Fernández para que la modernidad llegue a todos los sectores sociales del país y redunde en la creación de oportunidades y el bienestar de los habitantes rurales.
Las modernas y confortables instalaciones físicas donde funcionan los centros pertenecen a las Juntas de Regantes Ysura (Azua), que tiene 8,430 miembros, con una dependencia de 42,150 personas; la Ulises Francisco Espaillat (Esperanza), con 5,827 afiliados y 29,135 dependientes; la Fernando Valerio (Las Matas de Santa Cruz), con 4,014 miembros y 20,070 dependientes, y la Horacio Vásquez (Villa Vásquez), con 2,146 regantes y 10,730 dependientes.
También la Junta de Regantes Río Camú, de Ranchito, La Vega, con 1,494 afiliados y 7,470 dependientes; la Presa Rincón, de Jima, La Vega, con 1,421 miembros y 7,105 dependientes; la Aglipo II, de Arenoso, San Francisco de Macorís, con 2,461 integrantes y 12,305 dependientes; la Pedernales, de Pedernales, con 241 afiliados y 1,205 afiliados, y la San Rafael Yuma, en Higuey, con 303 miembros y 1,515 dependientes. En las próximas semanas se abrirá otra instalación en San Juan de la Maguana, para la Junta de Regantes Valle de San Juan, con 6,180 afiliados y 30,900 dependientes.
Esta tecnología de punta, que equipara al área rural con las facilidades que sólo disfrutaban las zonas urbanas, da acceso a una amplia variedad de textos de formación técnico-vocacional, orientación sicológica, revistas especializadas en investigación y desarrollo agropecuario, literatura infantil, y todo lo que el amplio mundo de la Web pone al alcance del internauta.
El ingeniero Frank Rodríguez, director del INDRHI, resaltó que esa disponibilidad permite que los usuarios de riego y los técnicos de la institución se capaciten mediante cursos on-line con entidades internacionales como el Instituto Tecnológico de Monterrey, de México, y la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola de la Universidad de Valladolid, España, entre otros, con los que el INDRHI ha firmado convenios de colaboración.
“Los equipos, además de las computadoras, incluyen proyectores y pantallas de vídeo, salas de videoconferencias, scanners, televisores, DVD y VHS, componentes y amplificadores de sonido, entre otros. Esa es una novedosa aportación del INDRHI que está contribuyendo al crecimiento social, educativo y cultural de los usuarios de riego y de las comunidades donde están insertos”, agregó.
Dijo que las instalaciones constituyen una herramienta de gran trascendencia ya que, al masificar el acceso a la información y la tecnología, contribuyen a cerrar la brecha del conocimiento y la democratización, impactando en el aumento de la producción y la productividad y, consecuentemente, en la reducción de la pobreza en la zona rural.
El funcionario refirió, como ejemplo del aprovechamiento de las facilidades tecnológicas instaladas por el INDRHI, el hecho de que 25,110 estudiantes de escuelas públicas y privadas visitaron los CABI para hacer sus tareas escolares durante el pasado año.
Los centros más visitados fueron Las Matas de Santa Cruz (15,773 asistencias), Esperanza (3,225), Arenoso (2,317), Río Camú (936) y Villa Vásquez (451). Esa alta asistencia obedece, fundamentalmente, a que en las apartadas zonas donde están ubicados los CEGA-CABI no existen otras bibliotecas ni hay más facilidades tecnológicas de acceso público.
Caso especial es el de Pedernales, una provincia con elevados niveles de pobreza, aislada geográficamente y ubicada en la frontera con Haití, donde el Centro Audiovisual-Biblioteca (CABI) se ha convertido en un foco cultural y social. Con apoyo del Instituto Nevares de Empresarios Agrícolas de la Universidad de Valladolid, España, se han impartido, además de los cursos de capacitación para los regantes, otros de educación informal para la comunidad, como contabilidad, inglés, informática, pautas para iniciar un negocio y otras disciplinas culturales. El impacto ha sido tal que los comunitarios han denominado al CEGA-CABI como “La Universidad Popular de Pedernales”.