Que un funcionario, el que sea, gane medio millón de pesos al mes, seis millones de pesos al año, sin contar con los beneficios colaterales que da el cargo, es un crimen contra un pueblo que vive en condiciones de pobreza cada vez más lastimosa. No hay criterios políticos, ideológicos, filosóficos, morales o éticos, que puedan justificar los salarios de la mayoría de los ¿servidores públicos? de un gobierno del Partido de la Liberación Dominicana.
Los niveles salariales de los ministros, viceministros y demás funcionarios del gobierno no tienen ningún sentido de equidad; no se corresponden con el desempleo, ni con el salario mínimo de los que trabajan en la administración pública.
A los seis millones de pesos al año en sueldos hay que sumarles los privilegios que no aparecen por ningún lado. A todos esos elementos intangibles existen los que provienen del tráfico de influencias, de comisiones que ya no son del diez por ciento, sino del 15 y hasta del 20 y del 25 por ciento. A los seis millones de pesos de salario al año habría que sumarle en muchos casos cientos de millones de pesos. Hay funcionarios que al cabo de cuatro años obtienen cientos, incluso miles, de millones de pesos que luego usan de distintas maneras, incluso para patrocinar campañas electorales ofreciéndole dádivas a la gente.
¿Servir al Partido, para servir al pueblo? Alguien podría pensar que se trata de una consigna del paleolítico inferior de la cultura política de la República Dominicana. Pero no, se trata de un postulado de apenas 30 y tantos años, que pretendía sintetizar toda la armadura ética y moral del fundador del Partido de la Liberación Dominicana
El concepto que le sirvió de base moral y política al PLD desde su fundación en 1973, cambió radicalmente tan pronto llegó al poder en 1996. Ya no era Servir al Partido, para servir al Pueblo; era, ir al partido para servirse del pueblo. Y de qué manera. ¡Se han servido con la cuchara grande! ¡Han comido con su Dama!
Durante el primer gobierno morado (1996‑2000) se produjeron los mayores escándalos de corrupción que el país ha conocido desde la muerte de Trujillo. El caso Peme, que involucró alrededor de mil 500 millones de pesos que sirvieron para corromper a una buena parte de los dirigentes y militantes del PLD bajo el alegato de que era mejor "pagar que matar", no tiene precedentes. La sobrevaluación de todas las obras estatales, la creación desde el poder de la Fundación Global y Desarrollo, pasando el sombrero entre empresarios y contratistas de obras del Estado para recaudar cientos de millones de pesos, la complicidad con los responsables de la quiebra fraudulenta de tres bancos privados, no dejan lugar a dudas de la metamorfosis política y moral, de la degradación que se produjo en el PLD tras la muerte de su fundador y guía, profesor Juan Bosch.
Los que tenían alguna duda al respecto debieron haberla perdido con los escándalos de corrupción que se han producido en casi todas las dependencias públicas en los últimos dos años. Lo que sucedió en el mismo Palacio Presidencial con la Isla Artificial es solo un ejemplo. Podría citar muchos otros, como los de obras públicas y la decoración del edificio de la Suprema Corte de Justicia, la biblioteca de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y muchas otras obras importantes. Lo del Metro aun se no publica, pero ya llegará el momento.
Juan Bosch no se equivocó cuando dijo que su partido estaba integrado por pequeños burgueses "arribistas y trepadores" que aspiraban llegar al poder para convertirse en burgueses inorgánicos al amparo de la corrupción administrativa que tanto condeno. Pocos dirigentes del partido de gobierno pueden justificar las fortunas que exhiben. Ni siquiera los descomunales salarios que obtienen pueden rusticar sus bienes. Lo de "comesolos" no es un invento. La expresión, "entraron en chancletas y salieron en pipetas" no es una difamación popular. ¡No!
El presidente Fernández ha declarado que el país está en una profunda crisis económica. No pierde ocasión para culpar al gobierno del presidente Mejía de la situación. Incluso hace coro para responsabilizarlo de la quiebra bancaria y de todos los males del país desde la época de la colonia. Sin embargo, ha aumentado los privilegios y prebendas de los funcionarios públicos. Lejos de propiciar una política de austeridad acorde con la crisis que vive denunciando, reduciendo el gasto público eliminando las botellas y los salarios de lujos, los aumenta; lejos de cortar los gastos en publicidad como aconseja la prudencia, los ha aumenta. Lejos eliminar el grado a grado lo mantiene, lejos de castigar la corrupción, la estimula premiando a los responsables.
La crónica del periódico Hoy sobre los sueldos de la mayoría de los funcionarios del gobierno del PLD que encabeza Leonel Fernández demuestra el grado de degeneración política y moral de ese partido y de ese gobierno.
Un ¿servidor público? es una persona que va al gobierno a servirle al país, no a servirse del país. Y más aun cuando ese ?servidor público? proviene de un partido que, como el PLD, asegura que sus miembros deben servirle al pueblo. ¡Servir al Partido para Servir al Pueblo! ¡Basura! ¿Qué ha hecho el PLD por el pueblo en casi siete años de dirección del Estado?
El PLD se ha burlado del pueblo dominicano, de su fe, de su esperanza. El PLD ha estafado políticamente al pueblo dominicano. ¡Y pagará por ello en las elecciones del 2008!