NUEVA YORK, (IPS) – El poderoso Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) es considerado el último garante del derecho internacional. Pero la práctica del veto pone ese papel en entredicho Todas las resoluciones del Consejo son obligatorias, y deben aprobarse con un mínimo de nueve votos positivos entre sus 15 integrantes y ningún veto de sus cinco miembros permanentes (China, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Rusia).
Un proyecto de resolución contra la dictadura militar de Birmania patrocinado por Estados Unidos y Gran Bretaña recibió la semana pasada nueve votos favorables. Pero ambas potencias sólo pudieron adjudicarse una victoria moral.
Sucede que la propuesta chocó con el doble veto de China y Rusia –una eventualidad poco común– y, por lo tanto, no fue aprobada.
El representante británico Emyr Jones Parry sostuvo que los nueve votos fueron un logro significativo y lamentó la no aprobación de la resolución a causa de los dos vetos.
"Lamento mucho que el Consejo no haya podido tomar una decisión a pesar de los nueve votos afirmativos. Pero el costado positivo es lo que unió al Consejo", declaró el británico.
Parry insistió en que la iniciativa "contó con el respaldo de la mayoría del Consejo". "La lección debería ser que, a pesar de la protección, de lo que llamaría un 'veto ideológico', el deseo expresado por los miembros del Consejo de Seguridad fue claro y contundente", agregó.
El representante estadounidense Alejandro Wolff declaró: "Lamentablemente la resolución no fue aprobada, pero contó con un respaldo mayoritario de los integrantes del Consejo".
Pero Estados Unidos nunca usó ese argumento cuando apela solitariamente al veto para abortar iniciativas que cuestionan la política de Israel hacia sus vecinos, las cuales obtienen con frecuencia más de nueve votos a favor, recordó a IPS un diplomático árabe.
También señaló que tanto Estados Unidos como Gran Bretaña han interpretado las decisiones del Consejo de Seguridad para que se ajusten a sus propios antojos políticos.
"Es claro que no pueden tener ambas cosas. Nueve votos positivos es una opinión mayoritaria cuando les conviene, a pesar de los vetos. Y un solo veto también es justificable para invalidar los nueve cuando es en su propio beneficio. Esto es pura habladuría política", indicó.
La propuesta de la semana pasada pretendía urgir al gobierno de Birmania a cesar los ataques militares contra civiles y comenzar un diálogo político sustantivo. Congo, Indonesia y Qatar se abstuvieron de votar el proyecto.
Los nueves votos favorables correspondieron a Bélgica, Eslovaquia, Estados Unidos, Francia, Ghana, Gran Bretaña, Italia, Panamá y Perú.
Desde 1970, Estados Unidos vetó 86 resoluciones del Consejo de Seguridad, "más que todos los vetos de los otros miembros sumados", dijo a IPS el profesor de ciencias políticas de la Universidad de San Francisco Stephen Zunes.
"Adjudicarse una victoria moral por obtener mayoría en el Consejo en este caso, a pesar de los vetos de Rusia y China, implica suponer que esas otras 86 iniciativas, que también obtuvieron al menos nueve votos, también fueron victorias morales para sus promotores", dijo Zunes.
En 63 de las 86 resoluciones, el veto de Estados Unidos fue el único. Más de 40 casos se referían a violaciones de Israel al derecho internacional, apuntó este experto, que ha realizado estudios exhaustivos de los patrones de voto en el Consejo.
Otras iniciativas en las que Washington interpuso el veto se refirieron al ingreso de Vietnam a la ONU (1975), a las invasiones estadounidenses a Granada (1983) y Panamá (1990), a ataques insurgentes en Nicaragua apoyados por Estados Unidos (1985) y al fallo de la Corte Internacional de Justicia contra esos ataques (1986).
En julio de 2006, el veto estadounidense abortó un proyecto de resolución del Consejo que exigía el fin de la ofensiva militar israelí en Gaza y que contó con 10 votos favorables.
En noviembre pasó lo mismo con la propuesta de condenar el ataque de Israel a Gaza en el que murieron 18 civiles, y que también obtuvo 10 votos afirmativos.
Desde 1967, Estados Unidos utilizó su poder de veto como un componente clave de su defensa de las posturas de Israel, dijo a IPS la investigadora del Instituto de Estudios Políticos Phyllis Bennis.
Durante la Guerra Fría, Israel fue un instrumento de la estrategia militar estadounidense, no sólo en Medio Oriente sino en lugares tan lejanos como Angola, Guatemala, Mozambique y Nicaragua, según Bennis. El respaldo diplomático de Washington en la ONU fue fundamental para el estado judío.
Al finalizar ese periodo, el respaldo a Israel en la ONU siguió siendo clave en la estrategia estadounidense.
"Tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, esos lazos volvieron a estrecharse. Estados Unidos siguió evitando que se responsabilizara a Israel por sus violaciones al derecho internacional", señaló Bennis.
La experta recordó que en la Asamblea General, cuerpo integrado por los 192 países miembros de la ONU, las iniciativas contra la política israelí suelen cosechar al menos 160 votos a favor.
En numerosas ocasiones, la única oposición procede del propio Israel, de Estados Unidos y de dos o tres pequeños estados insulares que dependen totalmente del apoyo económico estadounidense para subsistir como países, como Micronesia e Islas Salomón.
Como no existe el veto en ese órgano de la ONU las resoluciones prosperan, pero muy a menudo Estados Unidos sigue utilizando su poder para evitar su implementación, argumentó. (FIN/IPS/traen-vf-mj/td/ks/wd ip /07)(FIN/2007)