SANTO DOMINGO.- El día 10 de noviembre del recién pasado año 2006, un grupo de atracadores se presentó a la joyería "George", ubicada en la calle Andrés Julio Aybar número 16 del ensanche Piantini de la ciudad de Santo Domingo, y una vez allí, golpearon al vigilante, lo despojaron de una escopeta, ataron a los empleados del negocio y robaron todas las mercancías existentes.
El botín reunido por los ladrones sumaba, más o menos, 30 millones de pesos, incluyendo dinero en efectivo y prendas preciosas. También incluyó la escopeta marca Mosberg número P336743 que arrebataron al vigilante.
Según la versión del propietario de la joyería, señor George Echavarría, los ladrones eran cinco hombres, que llegaron al negocio a bordo de un vehículo todo terreno y se presentaron como agentes del gobierno.
Uno de los atracadores se acercó a la puerta de cristal, escoltado por cuatro hombres uniformados con vestimentas militares, portando armas largas, y presentó un documento que pretendía ser una orden de allanamiento, razón por la cual, el vigilante abrió la puerta, permitiendo el acceso de los delincuentes.
Doce días después, el 22 de noviembre pasado, la Policía Nacional emitió una nota de prensa, en la cual informaba sobre el apresamiento del cabecilla de la operación criminal, Víctor Manuel Herrera Disla, y dos de sus acompañantes, cuyos nombres son Junior Wander Ortega Rodríguez y Alexander Rojas Durán.
La nota de la Policía también señalaba que Herrera Disla fue quien se hizo pasar como fiscal para lograr que le abrieran la puerta de la joyería, que los tres apresados habían admitido su participación en los hechos, y que los dos restantes miembros de la banda eran "unos tales" Miguelito y Jairo Timberland, prófugos, quienes tenían en su poder "la mayoría" de las joyas robadas, las armas y las vestimentas militares.
La Policía también dio cuenta de que al momento de apresar a los ladrones, se les ocupó una jeepeta Mitsubishi Montero Sport de color gris, placa G140377. Aunque la Policía no lo dijo, el vehículo resultó ser propiedad de un hermano del cabecilla del robo, Víctor Manuel Herrera Disla, que se desempeña como vicecónsul dominicano en Colombia.
Según la institución del orden, a los ladrones también se les ocupó la carpeta que herrera Disla presentó para simular que se trataba de una orden de cateo y lograr que le abrieran la puerta de la joyería, RD$ 60.000 pesos en efectivo y una tarjeta de débito con RD$ 80.000 pesos, producto del robo.
Pero vaya sorpresa de la vida. Dos días después, el 25 de noviembre, la prensa se entera de que la Policía Nacional y la Fiscalía del Distrito sólo pidieron medidas de coerción contra dos de los implicados, Junior Wander Ortega y Alexander Rojas Durán. Al cabecilla del robo, Víctor Manuel Herrera Disla, se lo había tragado la tierra.
Cuando los propietarios de la joyería acudieron a la Policía y a la Fiscalía a preguntar qué había pasado con el cabecilla del atraco, nadie supo explicarles nada, y sólo se les decía que tuvieran paciencia, que estuvieran tranquilos y que no se desesperaran.
Varias semanas después, por mediación del autor de esta historia, los afectados lograron entrevistarse con el magistrado procurador general de la República, licenciado Radhamés Jiménez, quien prometió pedir una aclaración del caso a la Policía y a la Fiscalía del Distrito Nacional.
Luego de la entrevista con el procurador, como por arte de magia, la Policía y la Fiscalía informaron a las víctimas del robo que Víctor Manuel Herrera Disla se había escapado a Colombia, justamente donde su hermano es funcionario consular, y que sería apresado allí para regresarlo a República Dominicana. Nadie supo explicar cuando ni como se escapó el delincuente, y mucho menos la razón por la cual la noticia de su fuga se mantuvo en secreto por parte de las autoridades.
Una vez "reapresado" Herrera Disla en Colombia y "regresado" al país, los propietarios de la joyería son contactados por las autoridades, quienes les informan que los abogados del ladrón están en disposición de "lograr" la devolución de las joyas robadas, si ellos proceden a retirar la querella del robo. Como prueba de buena fé, en la Fiscalía le entregaron su reloj de uso personal al señor George Echavarría, que le había sido arrebatado por los ladrones durante el asalto.
Obviamente, los propietarios de la joyería no aceptaron retirar la querella, los prófugos no han aparecido ni se ha hablado jamás de ellos, y las joyas no han aparecido ni aparecerán.
Yo me pregunto: puede alguien confiar en la Policía o en el Ministerio Público dominicanos?
Saque usted su propia conclusión.
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