Señor
Lic. José Tejada Gómez
Director de "Diario Digital RD"
Ciudad.-
Distinguido señor Director:
He quedado estupefacto al leer en la edición de esta fecha de uno de los más importantes matutinos del país, en el contexto de declaraciones públicas ofrecidas por dos reconocidas organizaciones cívicas, la absolutamente increíble información de que algunos de los funcionarios de la presente administración gubernamental (sí, de ésta, la del PLD, el partido que fundó Juan Bosch) "devengan sueldos equivalentes a más de 200 veces el salario mínimo". La misma reseña noticiosa, al entrar en detalles, destaca a ese respecto especialmente los casos del administrador del Banco de Reservas y del gobernador del Banco Central de la República Dominicana (cuyos salarios ascienden, respectivamente, a las astronómicas sumas de 975 mil y 950 mil pesos), así como los del Secretario de Estado de Finanzas (que tiene un sueldo de 740 mil pesos) y del Superintendente de Bancos (que gana 705 mil pesos), sin contar ciertos "beneficios adicionales como gastos de representación, inscripción en clubes, bonos por cumpleaños y otros incentivos".
La verdad es, insisto, que me resisto a dar como cierta la información de marras, sobre todo porque no puedo creer que esos distinguidos y suertudos ciudadanos, que parecen tener salarios bastante parecidos al que recibe el presidente de los Estados Unidos de América (la potencia más grande y rica de la tierra), sean los mismos (esto es, los señores Toribio, Valdez, Bengoa y Camilo) que a lo largo de pasado trimestre nos predicaron hasta el cansancio, guarismos y palabras bonitas en ristre, sobre la "necesidad imperiosa" de una "ley de austeridad" y de una llamada "rectificación fiscal" en razón de las "precariedades" y las "insuficiencias" de las finanzas públicas.
Naturalmente, hay una motivación adicional para mi incredulidad que resulta aún más simple: como es harto sabido, esa "necesidad imperiosa" de austeridad y de nuevos impuestos, al margen de las consabidas ganancias del gobierno, en los hechos flagelará irremediablemente las ya magras economías de la gente pobre y de clase media de la nación. Y siendo así, obviamente, los funcionarios en cuestión, entre otras cosas, demostrarían tener unos "timbales" del tamaño de la catedral de Santo Domingo.
Por lo demás, en cualquier país civilizado del mundo que tenga a cuestas una crisis económica y financiera como la que padecemos actualmente los dominicanos (reconocida hasta por el propio Presidente de la República), semejante noticia lo menos que crearía sería un escándalo de proporciones mayúsculas, acaso postreramente haciendo rodar por el suelo las cabezas de la administración responsables de tal desaguisado ético, sin excluir al máximo incumbente de la cosa pública.
Por supuesto, señor Director, no ignoro que estamos en la República Dominicana (donde todo es posible) y en el gobierno del PLD (al que todo le luce), y en virtud de ello no puedo por menos que concluir esta manifestación pública de asombro deseando que cuando cese la presente administración (porque algún día lo hará, pese a que algunos peledeístas creen lo contrario), parafraseando a mi anciana madre en su irreductible devoción católica, "Dios nos tenga confesados"
Hago provecho de la ocasión para saludarle con el afecto de siempre.
Atentamente,
Luis R. Decamps R.
lrdecampsr @ yahoo.com