El Partido Revolucionario Dominicano tiene una magnifica oportunidad de volver al poder en el año 2008. Las condiciones cada vez son más propicias. El doctor Leonel Fernández otra vez ha fracasado.
Y para colmo insiste en repostularse, creando una crisis a lo interno de su partido que tendrá un costo político incalculable.
Quiere decir que al fracaso gubernamental tenemos que sumarle la crisis del PLD generada por la candidatura presidencial para el 2008.
Como van las cosas, el PLD no gana con nadie. Pierde con cualquiera, incluso con el presidente Fernández a pesar de los casi 60 mil millones de pesos del presupuesto de la nación que podrá utilizar a discreción. El dinero no bastará para continuar en el poder.
Podrá avasallar a sus compañeros de partido; comprar a los principales cuadros de su contrincante interno, Danilo Medina, pero eso no le garantizará el triunfo en el 2008. Por el contrario, si debilita sus fuerzas, si divide a su partido, si atropella con la fuerza que da el Estado, no podrá mantenerse en el poder.
El presidente de la República está en una situación muy delicada, pues a casi tres años de gestión no puede exhibir sus logros. Al contrario, la situación económica de la gente es peor que antes, a pesar de que no ha tenido que enfrentar las adversidades de la gestión del PRD que encabezó Hipólito Mejía.
El presidente Fernández ha navegado sin sobresaltos nacionales e internacionales. Es decir, durante su gobierno no se han producido actos de terror, ni guerras que la hayan costado al país miles de millones de dólares. Este gobierno no ha sufrido el colapso de tres bancos privados que le hayan costado más del 20 por ciento del Producto Interno Bruto, ni ha tenido que enfrentar una oposición brutal e inescrupulosa como la que tuvo que enfrentar Hipólito Mejía. Por el contrario, Leonel ha navegado sin crisis nacional e internacional. Y sin oposición, porque tanto el PRD como el Partido Reformista han estado inmersos en sus problemas internos que han sido, y siguen siendo, muy graves.
Pero la ineptitud y la corrupción han impedido que el gobierno del PLD haya enfrentado con éxito los problemas nacionales, los cuales se han agravado.
En medio del desastre gubernamental, de la crisis económica, del pleito de perros que se da en el PLD por el control del partido y del gobierno, el PRD vuelve a convertirse en la única fuerza política capaz de derrotar al presidente Fernández, que sin ningún mérito, solo con el dinero del Estado, del presupuesto nacional, pretende mantenerse en el poder cuatro años más.
La reelección presidencial significa más corrupción y más ineficiencia. Ahora la gente del gobierno no está asumiendo sus responsabilidades de Estado, por lo cual recibe un salario, por estar en campaña electoral promoviendo la figura del doctor Fernández.
La mejor muestra es la gira por Europa de importantes funcionarios para promover la reelección. Un acto insólito, que no tiene precedente en la política dominicana.
El PRD puede volver al poder.
Sin embargo, hay dirigentes ‑canibalismo absurdo‑ que prefieren impedirlo antes que dar su brazo a torcer, antes que admitir su derrota interna, antes que cederle el paso a sus oponentes.
Tenía razón el doctor José Francisco Peña Gómez cuando decía, una y otra vez, que al PRD sólo lo derrotaba el PRD. Y es que los intereses personales, los intereses grupales suelen imponerse a los intereses del partido. Incluso a los intereses de la nación. Hay gente en el PRD ‑dirigentes‑ que no cede, que no admite sus errores, que no entienden que su "carnaval pasó", que su tiempo terminó, que su ciclo de vida política concluyó, que otras generaciones reclaman su lugar. Es la lucha dialéctica entre lo viejo y lo nuevo de la que tanto han hablado los teóricos de la política universal.
Con su incapacidad y con la rebatiña interna, el PLD le está ofreciendo al PRD otra oportunidad de volver al poder. Resulta necio, insensato, absurdo, ridículo, no tomar al toro por los cuernos y derribarlo.
Para volver al poder el PRD necesita escoger al candidato o la candidata presidencial en una convención abierta, libre y democrática donde, como suele decir Hipólito Mejía, el que "ganó, ganó, y el que perdió, perdió". Y que luego no haya pataleo.
El PRD, como organización histórica patrimonio del pueblo dominicano, tiene que ser colocado por encima de Miguel Vargas Maldonado y su grupo; por encima de Milagros Ortiz Bosch y su Corriente Unitaria. Sería una inconsecuencia, un disparate, negarle al PRD la posibilidad de volver al poder en agosto del año próximo por rebatiñas internas. El PRD tiene una oportunidad de oro.
Si el PRD sale bien de la convención, si logra su unidad, si todas sus fuerzas se ponen en tensión alrededor de sus dirigentes y de su candidato o candidata presidencial, para hacer oposición verdadera siguiendo una misma y única línea política y programática, no tengo dudas de que volverá al poder el 16 de agosto del año entrante.
Los dirigentes del PRD no tienen excusas. Los precandidatos presidenciales tampoco tienen excusas.
Al PRD solo lo derrota el PRD. Sobretodo ahora que el PLD ha vuelto a fracasar en el gobierno y que se encuentra inmerso en una lucha interna fraticida de la cual no podrá salir ileso.
Sería una estupidez y una inconsecuencia no aprovechar las oportunidades que en bandeja de plata les ofrecen los peledeístas a los perredeístas para que vuelvan al poder.