Sospecho que la compañía EDESUR trata de engañarme o que sus cálculos son muy mal hechos. Pero antes hay que explicar bien las cosas: el 15 de septiembre pasado, EDESUR decidió cambiar el medidor de energía eléctrica de mi casa, dizque para ponerlo “acorde con los nuevos tiempos”. Se trata de un contador nuevecito, que funciona tan “maravillosamente” que en el mes de diciembre mi consumo eléctrico, que no pasaba de unos tres mil pesos, de repente se elevó a la fabulosa suma de ¡RD$87.805.46! Como era natural, solicité una investigación y una revisión del contador, que fue hecha el 11 de enero por un técnico contratista de EDESUR llamado Elías Espinosa. Tras revisar el aparato, el señor Espinosa me dijo que estaba “totalmente correcto”, ante lo cual le pedí me dijera eso por escrito. Me respondió que eso no se acostumbraba, pues era una rutina que él reportaría, especialmente porque mi cuenta era de un 5. Esa puntuación quiere decir que se trata de un cliente excelente, que no suele atrasarse en los pagos, aunque nunca nos han enviado una factura.
Cuando se cambió el contador, al técnico que lo hizo le expresé mi temor de que mi cuenta se dispararía, pues es queja de muchos clientes de que los nuevos contadores giran más rápidos que El Rápido González. 1). “Es lo contrario—me dijo el técnico—. Si hay el mismo ritmo de consumo, su cuenta puede incluso ser menor”. Me alegré mucho, pues en mi casa no hay derroche y las bombillas son de bajo consumo.
Ocurrió así, en efecto, pues ciertamente la facturación fue menor, incluso inquietante. Cuando expresamos esa inquietud a EDESUR por tal situación, allí se nos dijo que no había ningún problema ni motivo para preocuparse, pues ese consumo era el que registraba el contador.
¿Es necesario entablar una discusión para pagar más? No, pues EDESUR insistía en que todo estaba correcto. Pero he aquí que, al ir a pagar el mes de diciembre, me dicen que debo casi 88 mil pesos. Cuando insisto en el reclamo, me dicen que lo que pasó fue que desde que fue instalado, el nuevo medidor no registraba ningún consumo. Supongamos que sea así, entonces ¿de donde diablos saca EDESUR la astronómica cifra que ahora quiere cobrarme? ¿Cómo se explica que uno de sus propios técnicos diga que el contador está bien, que no ha sido alterado? ¿Cómo se explica que no haya reportes de consumo, cuando el día 6 de cada mes un empleado de EDESUR lee el contador? ¿Es que ese empleado nunca reportó las lecturas?
“Ah—me explicaron en EDESUR—porque lo que estábamos cobrándole mensualmente eran cálculos aproximados”. “Pero eso no fue lo que me dijeron cuando pagaba mensualmente”, le respondí a la dama que escuchaba mis reclamos. “Pues eran cálculos aproximados, señor. Pero de todos modos, haremos una investigación”.
En eso está el asunto, aunque me dijeron que tal investigación podría durar entre tres semanas y un mes, vaya usted a ver. En vista de eso, no me reciben pago alguno.
Hay que decir también que ocho días después de que chequearon el contador, todavía el técnico que lo hizo no había rendido su informe, lo que retrasa más el problema.
Si se divide la suma que quieren cobrarme por los cuatro meses que dizque “el contador no marcó”, tenemos que este ciudadano tendría que pagar la friolera (tercera acepción irónica de la Real Academia de la Lengua) de RD$21,951.37 mensualmente, suma que equivale al 59.3 por ciento de mi único ingreso mensual, que es un salario de RD$27.000.00.
En vista de que ya todos estamos con la transparencia, como se dice ahora, sería útil que las llamadas EDES publicaran en su página Web las cifras relativas al consumo y pago de cada uno de sus administradores y altos funcionarios por concepto de energía, no solamente para despejar versiones talvez maliciosas que circulan por ahí, sino simplemente para hacer comparaciones y ver si la pintura es dura.
Si en esa forma es que algunos funcionarios quieren “ayudar” al presidente Leonel Fernández, que Dios lo coja confesado. Con amigos así no se necesitan enemigos. Cuando uno comprueba en las largas filas los cientos de clientes que maldicen al Gobierno porque tratan de engañarlos con cobros abusivos, no tiene más remedio que concluir en que Leonel Fernández está rodeado de enemigos. Pero el presidente, que a veces da la impresión de ser ingenuo, nada hace para quitarse de encima ese lastre pernicioso, que incluso puede hacer abortar su reelección.
Me da mucha pena que ciudadanos indignados no tengan las mismas facilidades que yo, que soy periodista, para hacer esta denuncia. En caso de que las tuvieran, faltarían páginas en los periódicos y locutores en las estaciones de radio y de televisión, para dar acogida a tantas quejas.
Esperaré pacientemente la famosa investigación de EDESUR sobre mi caso. Cual sea el resultado, lo daré a conocer a la opinión pública.
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(1) Los que no saben el cuento de El Rápido González solo tienen que escribirme, que con mucho gusto se los contaré por escrito.