Las bases del PRD quieren volver al poder, ¡ahora!, no dentro de 20 años.
El PRD es una organización integrado por gentes de clase media baja, y pobres. Hay dirigentes que pueden esperar mucho tiempo porque hace tiempo ‑valga la redundancia‑ que resolvieron sus problemas económicos, el de sus hijos y nietos. Para esos señores y señoras el poder no es asunto de interés prioritario; más que el llegar al Palacio Nacional les interesa mantener su vigencia política, continuar en la cúspide para continuar negociando acuerdos secretos que les garanticen sus privilegios. Ellos están siempre en el poder, de una u otra manera, en cualquier institución del Estado.
A los pobres del PRD les interesa volver al poder, ganar el gobierno, volver a tener acceso al Palacio Nacional para que desde allí se elaboren políticas económicas y sociales que los beneficien.
Cuando los pobres del PRD fueron cancelados tras la salida del gobierno del presidente Hipólito Mejía, esos dirigentes no salieron en su defensa, no trataron de protegerlos, no lucharon para evitar que más de 300 mil perredeístas terminaran sin trabajo y por lo tanto sin tener con que darles de comer a sus hijos. Por el contrario, muchos de ellos fueron responsables de la derrota electoral del PRD con actitudes mezquinas y hasta de traición que alguna vez serán revelados por el ex presidente Mejía.
Pero ahora esos dirigentes de pacotilla quieren el voto; ahora quieren que esos mismos perredeístas que abandonaron a su suerte, voten por ellos y lo que representan. Pues no.
Un determinado sector dice representar la historia, los símbolos e ideales del PRD. Se presenta como el bando de los honestos, los serios, los transparentes, los que no tienen cola que le pisen, etc. Tal afirmación debe provocar risa. En el PRD, como en ningún otro partido o grupo político del país que haya llegado al poder se puede decir tal cosa sin faltar a la verdad. ¡El que esté libre de culpa de que lance la primera piedra! Los sinvergüenzas, los corruptos, los traidores, están en todos los partidos y en todos los grupos. Y junto a ellos, lamentablemente, están los hombres y mujeres honestos. Unos y otros están obligados a convivir porque forman la sociedad, el país. No hay de otra.
Si los dos grupos que se disputan la candidatura presidencial en el PRD hubieran tenido la misma campaña de insultos y de acusaciones de corrupción, sin presentar pruebas, las cosas habrían sido distintas. El que dice lo que no debe, escucha lo que no quiere. Pero uno de los bandos decidió hacer una campaña limpia, respondiendo los golpes dando la otra mejilla y ofreciendo una rosa blanca. Yo hubiera respondido golpe con golpe, como el boxeador panameño Mano de Piedra Duran. Sobretodo porque argumentos y hechos que enrostrar hay de sobra. Otra vez ha quedado demostrado que la campaña sucia no paga, se revierte.
La convención de este domingo pondrá a prueba la fortaleza orgánica del PRD. Si votan más de 400 mil perredeístas lo consideraré un éxito. De todos modos no importa cuantos voten el que saque 50 más uno de los sufragios será proclamado o proclamada ganador o ganadora.
Se contaran los votos de los candidatos presidenciales sempiternos. Se medirá su nivel de popularidad y de arrastre.
Se verá claramente cuanto se agotaron algunos "lideres" cuando se cuenten los votos. Si es que se cuentan. Veremos que muchos viejos dirigentes han sido barridos por los años y por las nuevas generaciones que anhelan un PRD distinto al de los últimos años.
La convención de este domingo cierra un ciclo. Por las buenas o por las malas, quedará sepultado un estilo y unos métodos de dirección anacrónicos que debieron quedar en el pasado.
Los perredeístas de verdad, los que aman a su organización, los que veneran y respetan su historia, los que no niegan su pasado glorioso, los que aun recuerdan a José Francisco Peña Gómez, tienen que votar hoy.
El PRD debe salir fortalecido de esta convención aunque se divida, aunque una parte de los derrotados se vaya del partido y decida aceptar las ofertas económicas del gobierno.
El que se quiera ir del RD que se vaya. Incluso creo que le haría un gran bien, un gran favor. Hay gente que ya no cabe dentro del PRD, gente que debe ser expulsada. Lo he dicho muchas veces, no creo en el PRD de hoy porque es un partido sin principios, sin valores éticos y morales, porque es un partido sin ideología y sin ideas claras sobre lo que hay que hacer en la República Dominicana de cara al futuro. Las mafias deben irse del PRD.
Las bases del PRD necesitan recuperar a su organización. El PRD tiene que volver a ser el partido de la esperanza nacional, el partido del pueblo, de la libertad. No creo que eso sea posible hoy, ni de la noche a la mañana, porque también es bueno señalar que las bases del PRD, como las de casi todos los partidos políticos del país están maleadas, y corrompidas. Las han corrompidos dirigentes que han basado su liderazgo en nóminas, es decir en dádivas.
Liberar al PRD de ese cáncer no es tarea de un día ni de una convención. Pero por algún lado hay que comenzar. Si los perredeístas acuden en masa a votar hoy, si lo hacen en la dirección correcta, estarán escribiendo otra página gloriosa en la historia del partido.