No creo que el hecho cierto de que el Presidente de la República, Dr.Leonel Fernández Reyna vaya en busca de una repostulación a lo interno de su partido, y de un nuevo mandato en las elecciones de mayo del año que viene, pueda sorprender a nadie, ni llenar de miedos a quienes se han tirado al ruedo en busca de impedir semejante ultraje a una nación que acaba de derrotar a un Presidente obnuvilado por el poder, engreido y falta de respeto al país y al partido, como lo fué Hipólito Mejia.
Decían los necios, que el actual ejecutivo nacional es lo suficientemente inteligente para no caer en la tentación de buscar la reelección, sabiendo que los dominicanos en gran mayoria no estamos de acuerdo con la misma, porque sabemos lo que eso implica en cuanto a los dineros del pueblo derorchados groseramente mientras tenemos más hambre que muchas naciones del mundo, aun-que el gobierno y el Presidente reeleccionistas nos hablen de crecimiento, y sus funcionarios sean mentirosos en grado sumo comenzando por los de salud, sin dejar de lado los de educación para no mencionar los del equipo económico.
No creo que Danilo pueda salir airoso de su enfrentamiento con Leonel, ni creo que actue de for-ma que pueda enviar un claro mensaje al país, porque cuando tuvo la oportunidad de usar en be-neficio de las grandes mayorias su real o supuesto apoyo mayoritario en el congreso no lo hizo, y cuando ha podido dar pasos firmes en contra de la reelección y sus funestas consecuencias ha si-do timido, llegando a la infantilidad política de anunciar que el partido no se va a dividir, porque él y el Presidente sabrán buscar avenencias a la hora necesaria.
Danilo es un gran candidato, pero le falta coraje, y le falta equipo, y algo que si tiene el Presiden-te, aunque sea en tiempos de campaña, sabe oir y sabe decir las cosas que le interesan decir y oir a politicos y politiqueros.
Sabe ganarse afectos, y mantener los que tiene, eso no abunda en el PLD, cuyos dirigentes, apa-recen ante el país como mentirosos, olvidados de los de abajo, prevalidos de su condición de fun-cionarios, negadores de amistad y de favores, pretendiendo perdonarle la vida a los demás mortales.