He seguido la trayectoria del presidente Leonel Fernández desde su primer ascenso a la presidencia de la República en 1996 y todavía a esta fecha esperaba en mi yo interior que él no buscaría otro mandato presidencial, que con ello pudiera poner en peligro un futuro proyecto de nación. LA INMEDIATEZ DEL PODER Y LA REELECCIÓN.
Por. Prof. .
Es más, después de su encuentro con el expresidente español José María Aznar el pasado mes de enero y con quien ideológicamente parece cercano, incluso pensé que este último le había aconsejado la pertinencia de la alternabilidad interna dentro de los partidos en el poder.
Me equivoqué, o bien el señor Aznar no aconsejó nada o no le hicieron caso. De lo que una cosa si estoy seguro es, que aunque se que los pueblos en crisis hacen parir sus nuevos líderes coyunturales, parece ser que para la República Dominicana no ha llegado al climax desbordante de la misma.
No es que el debate en cuestión pretenda negarle o cercenarle el derecho legal y democrático que le asiste al presidente Leonel a buscar una repostulación presidencial, mucho menos procurar su jubilación anticipada en el escenario político dominicano. Sino, que precisamente lo que siempre se espera de los líderes y su compromiso con las sociedades que lo generan, es, que estos sabrán mirar más allá de los árboles que ocultan los lejanos e interpretan con sabiduría los momentos y coyunturas para actuar en conveniencia a la generalidad.
Creo sinceramente que un Leonel colocado al frente de un organismo internacional, con el apoyo total del gobierno de la nación en manos del PLD, le hace más bien al país, que un Leonel agotado, desgastado y de una credibilidad acosada, debido a su impotencia en la soluciones de las grandes necesidades del pueblo dominicano. Que precisamente es como llegará el presidente Leonel al 2012, si ganara la convención interna del PLD y luego las elecciones generales, con el agravante de que habrá desgastado también el activo de la marca PLD.
Esto último no es un invento, ni un presagio, sino una realidad de sustitución generacional, simplemente dialéctico. Un ejemplo de ello lo es el PRSC, que fuera de sus divisiones, su extinto líder, amén de que como se mantuvo en el poder, ideológicamente solo mantuvo el voto de generaciones pasadas y no las venideras, las venideras conocimos más a un gobernante clientelista, paternalista y represor, que a un institucionalita, democrático y conductor.
Hoy los votantes de veinte años en la República Dominicana solo conocen a un Partido Reformista en constante división, los próximos votantes de veinte años en el 2012 habrán crecido con las necesidades no resueltas del único presidente que habrán conocido gobernando. Y votaran en consonancia con su propia vivencia y experiencia.
Porque las soluciones a los grandes males del pueblo dominicano, no se resolverán en cuatro años más, ni serán resueltas por un solo hombre, será la responsabilidad de varias generaciones, el producto de la transformación de una nueva conciencia social. Que no es el ejemplo que están recibiendo nuestros jóvenes y la sociedad dominicana con la actual práctica política llevada a cabo por los que conducen la política reeleccionistas del presidente Leonel Fernández.
Una práctica reeleccionistas que no difiere en nada a las ejercidas por otros gobernantes dominicanos que han optado por este camino. Asistimos a la defensa de una posición, válida por demás, pero vacía de contenido y fundamentada en los simplismos, de: “no es hora de inventar”, “no cambie de barca cuando cruce el río”, “vamos con el que gana”, “hay que votar al gallo ganador”, etc.
Se que es difícil soportar a séquitos y aduladores deseosos de preservarse puestos funcionariales, tanto de adentro y fuera del PLD. Gente sin ningún vínculo partidario, que le obligue a un mínimo de compromiso social con el pueblo y con la institución que le respalda en el puesto que ocupa. Gente que solo responde a su propia conveniencia y al “gran negocio de la política”, como actualmente califica el pueblo, al ejercicio de la política partidaria en nuestro país. Pero también, cuando se cree encarnar un proyecto de país, es de recibo marcar con el ejemplo el camino a seguir.
El poder es efímero, como la vida misma, pero los grandes líderes perviven en la mente de sus pueblos. Palabras estas, vacías también, si por encima de ella priman las ambiciones personales, los delirios de grandezas y el susurro público del agradecido, que no le interesa o no alcanza a diferenciar al Estado y el Gobierno del Presidente. He idealiza a este último subiéndolo a los altares, algunas veces productos de las mismas dotes del líder, pero en otras ocasiones alienados por el marketing político moderno.
17 de Febrero 2007.
Madrid, España