RÍO DE JANEIRO, 9 mar (IPS) – La "cooperación en el desarrollo y la difusión de los biocombustibles" en el mundo, acordada en la visita del presidente George W. Bush este viernes a Sao Paulo, resulta de una convergencia de intereses excepcionalmente variados entre Brasil y Estados Unidos en torno al etanol. "Si un país depende del petróleo externo, tenemos un problema de seguridad nacional", dijo Bush al explicar su decisión de diversificar las fuentes energéticas y reducir en 20 por ciento el consumo estadounidense de gasolina en los próximos 10 años, al visitar un depósito de etanol en la periferia de la sureña Sao Paulo, junto a su anfitrión Luiz Inácio Lula da Silva.
Es también una cuestión económica, ante el alza de los precios del crudo, debido al incremento de la demanda en países como China e India, acotó Bush, quien conoció también los automóviles brasileños con tecnología "totalflex", que usan gasolina, etanol o una mezcla de ambos en cualquier proporción. Estados Unidos también produce vehículos flexibles, pero limitados a una mezcla de hasta 85 por ciento de etanol.
Bush no mencionó a la Venezuela del presidente Hugo Chávez ni a Medio Oriente como las fuentes de hidrocarburos cuyos conflictos acentúan los riesgos de la dependencia energética de su país, pero son factores que despertaron el interés de su gobierno en promover la abrupta sustitución de gasolina.
Japón puso en marcha un programa gradual, permitiendo una mezcla de tres por ciento de etanol, no obligatoria, con la meta de alcanzar 20 por ciento en 2030. Europa también adoptó planes graduales, con énfasis en el biodiésel. Pero Bush quiere multiplicar por siete el consumo nacional de etanol en apenas 10 años.
En sus discursos, el presidente Lula destacó aspectos sociales. La asociación brasileña con Estados Unidos crea condiciones para "convencer el mundo de cambiar la matriz energética", generando un "mercado global de biocombustibles" que representará "democratización del acceso a la energía", numerosos empleos y reducción de la pobreza en países en desarrollo, argumentó.
Los biocombustibles constituyen la mejor forma de promover el desarrollo de países pobres como los africanos, centroamericanos y caribeños, dijo Lula en la rueda de prensa conjunta, al final de la visita de Bush. Los países ricos deberían financiar proyectos de producción en países pobres y abrirles sus mercados, en lugar de "ayudarlos", explicó.
El Memorando de Entendimiento firmado este viernes por los gobiernos de Brasil y Estados Unidos, representados por sus cancilleres, considera que los biocombustibles tienen "importancia estratégica como fuerza transformadora en la región" tanto en energía como en promoción del crecimiento económico y mejora ambiental.
La cooperación establece "una estrategia en tres niveles". El bilateral contempla la cooperación en "investigación y desarrollo de tecnología para biocombustibles de nueva generación". Esto se refiere en especial a la producción de etanol de celulosa, que ampliará la productividad de las materias primas e incorporará otras, ya que cualquier biomasa pasará a ser fuente.
En Brasil, por ejemplo, la nueva tecnología permitiría aprovechar las hojas y el bagazo de la caña de azúcar, triplicando la productividad, según expertos. Maderas, residuos, hierbas malas, todo vegetal podría transformarse en alcohol carburante o etanol.
En Estados Unidos, el maíz es por ahora la materia prima del etanol, mientras en Brasil se utiliza caña de azúcar.
Brasil hoy tiene la delantera en tecnología alcoholera debido a su iniciativa pionera, pues su programa de sustitución de gasolina por alcohol cumple 32 años. Pero como Estados Unidos tiene una capacidad incomparablemente superior en desarrollo tecnológico, es probable que avance más rápido en el etanol de celulosa.
A Brasil le interesa, por lo tanto, esa asociación tecnológica para mantener su competitividad en el futuro. Estados Unidos ya produce más etanol que Brasil, cerca de 18.000 millones de litros anuales contra 17.000 millones, pero la ventaja competitiva brasileña es muy grande, pues su alcohol tiene costos de producción casi un tercio más baratos que el estadounidense.
Otro plano de la cooperación será con "terceros países" seleccionados, en los que se estimularán inversiones del sector privado en biocombustibles. La estrategia empezará por América Central y el Caribe, para la producción y el consumo local, especialmente de etanol. Se creará así otra potencial fuente de abastecimiento del gran mercado estadounidense, que exigirá 132.000 millones de litros anuales de etanol, si se cumple la meta fijada por Bush para 2017.
El tercer nivel de la cooperación Brasil-Estados Unidos tendrá como objetivo fomentar un mercado global de biocombustibles, con definición de normas técnicas y reglas. Para eso los dos países actuarán en conjunto en el Foro Internacional de Biocombustibles en el que participan también India, China, Sudáfrica y la Unión Europea.
En términos comerciales bilaterales, el gobierno y empresarios brasileños reclamaron la eliminación o reducción de las barreras arancelarias estadounidenses a su etanol, gravado con 54 centavos de dólar por galón (3,78 litros) más un arancel de 2,5 por ciento. Pero Bush descartó una abolición inmediata de esa protección, prorrogada hasta 2009 por el Congreso legislativo de su país, del que depende cualquier modificación.
La asociación entre los dos países que más producen etanol en el mundo, cerca de 70 por ciento del total, puede tener repercusiones más amplias. Un acuerdo entre Brasil y Estados Unidos ayudaría a destrabar las negociaciones de la Ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio, sostuvo Lula.
Además, la fiebre de los biocombustibles altera el cuadro agrícola mundial, con posibilidades de abrir una salida para el desmonte de los subsidios practicados por Estados Unidos y la Unión Europea, principal obstáculo a un avance en la Ronda de Doha.(FIN/2007)