Barcelona.- Quienes se oponen al progreso buscan siempre una excusa para enarbolar sus argumentos tras los que muchas veces se ocultan colores de partidos políticos. Nada más vergonzoso, cuando existe la vergüenza claro está. Si los reclamos que siempre han realizado determinados colectivos de la sociedad, incluidos los “padres de familia”, la profesión más lucrativa después de los oficios de político y congresista, veríamos que estaríamos viviendo -sin exagerar- en un monte.
Es decir, que probablemente el aeropuerto estaría en la avenida 27 de Febrero con Máximo Gómez todavía, tomando en cuenta que no habría 27 de Febrero; que para llegar a la Independencia desde la Núñez de Cáceres habría que dar la vuelta por la Churchil y luego volver a subir; que el tránsito sería el doble de lo caótico a causa de la inexistencia de túneles, pasos a desnivel y elevados.
Tampoco se podría avanzar desde la zona oriental de la ciudad hasta el centro sin atravesar un sin número de barriadas, y así un largo etcétera.
Ahora, la historia se repite con el proyecto del Metro. Parece ser que tenemos que continuar viviendo en el caos porque muchos “padres de familia”, insisto en lo de lujosa profesión, perderían la oportunidad de sacar beneficios de la sobre demanda que existe en el transporte público en Santo Domingo.
A estos se suman muchos técnicos graduados en la “universidad de la vida”, que argumenta que el subsuelo no es adecuado, que es mucha inversión, que no hay energía para eso, y una extensa lista de bla, bla, bla.
Sin embargo, uno de los argumentos más razonables es el que reza así: “existen otras prioridades”.
Nada más cierto. Pero en un país subdesarrollado casi todo es una prioridad, y si bien resulta preocupante ir a un hospital donde no haya ni gasa, no menos inquietante lo es la situación del tránsito y del transporte público que, además de afectar nuestra economía doméstica, influye constantemente en nuestro estado de ánimo.
Los sistemas de metros son una solución a nivel mundial. Actualmente existen más de 200 ciudades en todo el mundo que cuentan con un sistema de Metro, incluyendo unas 50 en las que se encuentran vías de ejecución o proyecto en este momento.
La solución al transporte público es una de las tantas prioridades que tiene el país. Según las estadísticas y estimaciones realizadas por expertos en planeamiento urbano, toda ciudad que sobrepasa los dos millones de habitantes tiene que recurrir a un sistema de trenes en el transporte público.
Es decir, que hasta el momento de desconoce la existencia de un recurso más eficiente y ecológico para solucionar los problemas del transporte público en las grandes ciudades.
En ese sentido, resulta preocupante ver a supuestos expertos exponiendo en los medios de comunicación que los sistemas de Metro están en desuso.
Para tener una idea aquí en España, por ejemplo, en la ciudad de Madrid el metro existe desde 1919 y cada día que pasa las autoridades turno amplían las líneas. Pero también los hay en Barcelona (1924), Alicante (2003), Bilbao (1995) y Valencia (1988); en tanto que en Málaga, Palma de Mallorca, Gijón y Sevilla los están construyendo en estos momentos. Otras ciudades españolas como Granada y Santander lo tienen en proyecto para el 2009. En Venezuela, por ejemplo concluyeron el año pasado las primeras líneas de los respectivos
sistemas de Metro en Valencia, Maracaibo y Los Teques.
Visto lo visto y conociendo el historial de muchos de nuestros funcionarios públicos a lo largo de varios gobiernos, cualquier solución definitiva a una de nuestras tantas prioridades (energía, agua, transporte público, salud, educación, etc.) debería ser bienvenida. No obstante, lo que resulta verdaderamente imperdonable para cualquier administración pública es que les transcurran los
cuatro años de gestión gubernamental y no resuelvan ni siquiera una de las tantas prioridades que tenemos como pueblo. Particularmente no pido más. Que resuelvan una, la que sea, y después hablamos… Un saludo a todos, (incluidos los “padres de familia”)