La luz (natural, artificial
o una combinación de ambas) influye considerablemente en el ambiente
de la habitación y es un elemento básico a la hora de elegir los
colores. Los colores definen el ambiente de una habitación. Algunos
colores (en especial el blanco y los colores fríos y claros) crean
la ilusión de un espacio mayor, mientras que otros (como el negro y
los colores cálidos y oscuros) parecen reducirlo.
La textura de tapizados y recubrimientos
es importante. La pizarra, el ladrillo, el cristal, el yeso, la madera
barnizada, el linóleo, el damasco, el lino y la seda presentan texturas
que pueden ser utilizadas para crear un efecto diferente.
Las proporciones de un mueble
deben armonizar con el tamaño de la habitación y con las demás piezas
del mobiliario; además de tener un diseño estético, deben adaptarse
en cuanto a altura y tamaño a los sofás y las sillas existentes. Las
lámparas deben iluminar los lugares de lectura, proporcionar una iluminación
general adecuada y crear efectos especiales en determinados puntos.
Los muebles de diferentes colores y texturas deben situarse de forma
que la habitación en su conjunto no quede descompensada.