Vivimos en Republica Dominicana, una isla preciosa de hermosas playas, un sol candente, de gente buena y bondadosa, donde se dan cita cada año cientos y cientos de turistas de todas partes del mundo y como si todo esto fuera poco contamos con una de las maestrías o master en una de las carreras de mayor demanda: La política, donde usted invierte poco, en mucho de los casos y en corto tiempo después de tener la dicha de ocupar una posición determinada en el Estado, usted de un pobre diablo se convierte en todo un señor “funcionario”.
Cambia su estatus de tu a usted o a don, yipeta, asistente, buen sueldo, incentivos, dietas y queridas de ñapa, que tanto hemos crecido y evolucionado, todo el mundo quiere dedicarse a ella por lo fácil que resulta llenarse los bolsillos y donde a diferencia de otras carreras que usted pueda escoger en las diferentes universidades, con esta, aunque usted se lleve las computadoras, los escritorios, los clips y los aires acondicionados fuera de 20 o 30 milloncitos, usted esta exonerado de cárcel, y si hay un escándalo y se descubre todo paga una fianza y sigue adelante, después de 4 años si cambia el gobierno el que ocupa su posición, no dice nada para seguir en lo mismo, y como somos una isla que como dice la definición, estamos rodeados de agua por todas partes, perdón de ladrones por todas partes, que dios nos coja confesados, pobre país, ¡mi país!