PESHAWAR, Pakistán, 13 mar (IPS) – "No afeitamos. Sólo cortamos el pelo." El cartel resalta en la puerta de una peluquería en Dir Superior, distrito montañoso de la pakistaní Provincia de la Frontera Noroccidental, cerca de territorio afgano.
Todas las peluquerías de Timergarah, la capital del distrito, y del poblado de Munda dejaron este miércoles de ofrecer servicios de rasurado. El martes habían aparecido allí octavillas anónimas para recordar que dejar crecer la barba era "islámico".
Dos bares, un comercio de discos y otros cuatro negocios en el Agencia (área tribal) de Bajaur, en la frontera afgana, sufrieron atentados con explosivos el día 4.
Talibán, movimiento islamista que controló Afganistán entre 1996 y 2001, prohibió que se escuche música en las áreas tribales fronterizas e incluso impuso multas a taxistas por esa razón, según diversas versiones.
Una tienda de alquiler de vídeos frente a un destacamento policial de Bannu, en la Provincia de la Frontera Noroccidental, fue atacada el 27 de febrero por hombres armados, al parecer pertenecientes a Talibán, que destruyeron reproductores de DVD y discos compactos con películas en idiomas extranjeros.
El distrito de Tank, limítrofe con la Agencia de Waziristán Meridional, ya es controlada por Talibán. La administración pública colapsó. Las comisarías cierran al atardecer. Milicianos talibanes patrullan las calles y los comercios en camionetas Datsun.
La mayoría de los grupos talibanes y sus aliados de la red terrorista Al Qaeda cruzaron a territorio pakistaní después de la caída del gobierno islamista de Afganistán a fines de 2001, a raíz de la invasión comandada por Estados Unidos.
Desde entonces, miles de pobladores y combatientes talibanes murieron en ataques dirigidos por fuerzas estadounidenses y pakistaníes.
"El desborde de las milicias radicales desde las zonas tribales a la Provincia de la Frontera Noroccidental es comprensible, porque el 'establishment' apoya a Talibán y a Al Qaeda", afirmó Afrasiab Khattak, abogado y activista de derechos humanos residente en Peshawar y experto en asuntos afganos.
Según Khattak, los ataques con misiles y los bombardeos aéreos de Estados Unidos contra "blancos" terroristas en las áreas tribales de Pakistán beneficiaron a Talibán, que vio aumentar su base de apoyo en esas regiones fronterizas.
Cada vez surgen más señales del apoyo de la población tribal al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, y a otros fugitivos de la organización.
El presidente pakistaní Pervez Musharraf firmó en septiembre un acuerdo con los grupos de Talibán radicados en su país, que permitió el despliegue de islamistas radicales por áreas fronterizas semiautónomas donde predomina la etnia pashtun (patana), también mayoritaria en Afganistán.
"Los gobiernos de Pakistán y Afganistán se acusan mutuamente de apoyar a Talibán y a Al Qaeda. Pero lo cierto es que los dos fracasaron en el intento de contener a las milicias", sostuvo Ashraf Alí, profesor de la Universidad de Peshawar dedicado al estudio de Talibán.
El control administrativo de Waziristán Septentrional, Waziristán Meridional y el distrito de Swat cayeron poco a poco en manos de los radicales. Una desmoralizada policía que ha sido blanco de ataques suicidas, el último en enero, es incapaz de proteger a los comercios prohibidos por Talibán.
Algunos negocios de venta de discos musicales se mudaron a Peshawar, entre ellas las de Hamza Khan, cuya familia abrió su primer local hace 20 años.
"Los talibanes visitaban con frecuencia y nos exigían que cerráramos. Un día, nos dieron el ultimátum: si no cierras, nosotros lo haremos por tí", dijo Khan.
Los talibanes quemaron aparatos de televisión incluso en el distrito de Charsadda, muy cerca de Peshawar. "El gobierno perdió poder y Talibán se aprovecha", observó Alí.
Las escuelas para niñas en Peshawar reciben amenazas de bomba anónimas. Varias instituciones educativas fueron obligadas a cerrar por esa causa. Talibán niega el derecho de las niñas a educarse y el de las mujeres a trabajar.
El mes pasado, dos escuelas estatales para niñas en Mardan, el segundo distrito de la Provincia de la Frontera Noroccidental, cerraron por precaución luego de las advertencias anónimas.
En otra carta se advertía a las autoridades de una escuela que las alumnas debían lucir velo de la cabeza a los pies, pues, de lo contrario, el local sería destruido por una bomba.
El extremismo religioso en el distrito de Swat desbarrancó la campaña oficial de vacunación contra la poliomielitis. El carismático clérigo Maulana Fazlullah, propietario de una emisora de radio FM, dijo en su mezquita: "Quienquiera que quede discapacitado o muera por la poliomielitis es un mártir."
Fazlullah, que suele recorrer los bazares a caballo, seguido por sus simpatizantes, dijo a IPS: "Vacunar a los niños contra la poliomielitis forma parte de una conspiración de Estados Unidos para condenar a la próxima generación a la esterilidad."
En la vecina localidad de Darra Adamkhel, extremistas asesinaron a un médico y a trabajadores del sector de la salud por participar en la campaña de vacunación. (FIN/IPS/traen-mj/ay/rdr/ap ip cr hd/07) (FIN/2007)