En el pasado fin de semana se estrenó en los Estados Unidos, fué la película más taquillera, y desde yá se exhibe en las principales salas de cine de Santo Domingo.
En el mismo espíritu de defensa de la dignidad desarrollado en Braveheart, Apocalipto se eleva con una visión escalofriante de los horrores de la explotación del hombre por el hombre en una heroica afrenta que va más allá de todo lenguaje. Hablada en lengua Maya, no es necesario el diálogo para entender la profundidad humana en el recorrido vertiginoso de los personajes por la jungla precolombina de América.
El vestuario, maquillaje, peinados, ambientación, decorados del mundo maya son majestuosamente logrados para darnos un friso que despierta a una civilización hasta ahora petrificada bajo la jungla de la historia.
Mel Gibson logra con esta opera inquietante rebasar la dimensión Tarzánica europeísta para iniciar un redescubrimiento de un pueblo que se niega a permanecer en el olvido porque nunca se ha ido. Apocalipto es una cascada de acción que hay que mirar con múltiples ojos; los de la razón, los del instinto, los del alma.