El pasado lunes 12 de marzo del presente mes en curso, el Distrito Nacional y varias provincias del país, amanecieron en medio de un nuevo paro de transporte, convocado por las centrales sindicales que controlan el transporte púiblico, situación esta que dejó como concecuencia personas heridas de gravedad y un centernar de ciudadanos no pudo llegar a tiempo a sus centros de trabjo y los infantes a los centros de estudios.
Ante esta situación de caos que vive el país se hace necesario que las autoridades del gobierno establescan las reglas del juego a fin de que la ciudadanía no se vea afectada cuando los “ejecutivos del transporte público” decidan paralizar el país en pro de un reclamo al gobierno demanas que sólo satisfacen apetencias personales.
Como una gran parte de la ciudadanía sabe, un 90 por ciento del transporte pùblico es controlado por las llamadas centrales sindicales; es decir que cuando toman la decisión de convocar a un paro de labores la gran mayoría de la población es afectada directamente con estas acciones, que más que jornadas de lucha se han convertido en acciones vandálicas, donde resultan heridos personas inocentes que nada tienen que ver con estas jornadas de lucha.
Es por ello que el gobierno debe establecer las reglas del juego y dar la cara ante una situación que se le ha salido de las manos, dejando como consecuencia que personas inocentes tengan casi que perder la vida por acciones que lleva n a cabo personas inhumanas.
Es un deber del gobierno garantizar un trasnporte digno y eficiente a los ciudadanos además de garantizarle seguridad a los usuarios de este servicio que al parecer no tienen dolientes de niguna indole o especie.
Las autoridades nunca debieron permitir que personas resultaran heridas y otras quemadas de mala manera fruto de una fulana protesta que en nada les beneficia a una gran parte de la ciudadanía.
Se hace necesario hacer una reflexión aguda y sensata, sobre lo que sucedería si el gobierno decide tomar la la sarten por el mango y solucionar el problema del transporte tanto urbano como interurbano, además serìa un buen ejercicio ver que harían los dueños de unidades de autobuses afiliados a las centrales sindicales si el gobierno logra movilizar a la ciudadanía de a pié cuando los empresarios del transporte decidan realizar sus “llamadas jornadas de lucha”
Es por ello que digo que vivimos en un país donde la inseguridad nos arropa ya que nadie garantiza al ciudadano de apíe que podrá llegar tranquilo y seguro a sus puestos de trabajo cuando en el país suceden acontecimientos de esta naturaleza, que más que alarmentes resultan bochornosos.