Me gusta "el viejo PRD", el que se fundó en el exilio en el año 1939 para combatir al dictador Rafael Trujillo y abrir una ventana de esperanza al pueblo dominicano en su lucha por la libertad.
Me gusta el viejo PRD que encarnó las ansias de libertad y de justicia social del pueblo dominicano, el que demostró que era posible enfrentar con éxito al tirano, el que eligió al profesor Juan Bosch presidente de la República en medio de una lucha titánica por la paz, la libertad y la justicia social.
Me gusta el viejo PRD que fue capaz de enfrentar a las fuerzas que provocaron el golpe de Estado contra Bosch, el que encabezó las más gloriosas luchas populares por el retorno de la constitucionalidad, el PRD que conspiró contra el régimen ilegal de los golpistas, el PRD que en la figura ahora ignorada del doctor Peña Gómez llamó al pueblo a tomar las armas para escribir una de las páginas más gloriosas de la historia dominicana, el PRD que enfrentó las tropas norteamericanas para defender la soberanía nacional, el PRD que vio caer a sus mejores hombres y mujeres durante el proceso contrarrelucionario de 12 años que dirigió el doctor Joaquin Balaguer con el apoyo de Estados Unidos.
Me gusta el PRD que derrotó al doctor Balaguer en el año 1978 y abrió de par en par las puertas de los derechos humanos, el que abolió las leyes anticomunistas, el que abrió las cárceles para que salieran los presos políticos, el que permitió el retorno de los exiliados y dejó de perseguir, de encarcelar y de asesinar a los jóvenes por sus ideas políticas. El PRD de los pobres y marginados, el partido de la esperanza.
El viejo PRD es el PRD de Ángel Miolán y de toda una generación de revolucionarios, de patriotas, muchos de los cuales fueron torturados o asesinados defendiendo la libertad y la justicia.
El viejo PRD es el PRD del doctor José Francisco Peña Gómez, el más meritorio y el mas ilustre de todos los dominicanos, el que burló al destino, el que se le escapó a la miseria y a la ignorancia, el que surgió como un gigante del pantano de la pobreza, el que le dio forma y nueva vida al PRD tras la partida del profesor Juan Bosch.
No me gusta el nuevo PRD porque niega al viejo PRD, al PRD padre de la democracia de éste país.
Enterrar el "viejo PRD" ignorando la historia, desconociendo a los muertos, incluyendo al más grande de los muertos del PRD, que es sin duda el doctor Peña Gómez, me parece una falta de respeto, un insulto incalificable, un atropello a los hombres y mujeres que durante años han luchado y defendido a ese partido. De gratis, por convicción, no por intereses mercuriales, como es el caso de muchos.
Hay quines critican la presencia de Pepe Goico en el acto de proclamación del candidato presidencial del PRD realizado en el palacio de los Deportes Virgilio Travieso Soto. Pero no critican la ausencia de los símbolos del PRD; no critican que la figura de Peña Gómez no apareciera por ningún lado.
Soy de los que piensa que fue una torpeza la presencia espontánea de Pepe Goico en ese acto. Pero no lo condeno. Al fin y al cabo Pepe ha sido más leal y más solidario que muchos de los que se encontraban en la tarima ocupando lugares de honor. Por lo menos Pepe ha probado ser un hombre leal y valiente, lo que no puedo decir de muchos en ese "nuevo PRD".
Llegué al acto de proclamación del candidato presidencial Miguel Vargas acompañando al ex presidente Hipólito Mejía, igual que el ex senador Hernani Salazar, el ex general Fausto Mejía, y el general Carlos Luciano Díaz Morfa, éste último jefe de su escolta.
Al ver al "nuevo PRD", me marché en compañía del diputado y buen amigo Miguel Vásquez, quien fuera yerno de Peña Gómez..
No vi. por ningún lugar el "jacho prendío", ni la bandera del partido, no vi, por más que miré y busqué, la imagen del líder histórico del PRD, doctor José Francisco Peña Gómez.
El nuevo PRD ignoró al viejo PRD. Es decir, el PRD se negó a si mismo.
Luego, en la calle, me enteré que el presidente del PRD, un hombre de grandes luces, con estudios avanzados en grandes universidades del mundo, que ha ocupado posiciones importantes en la vida política nacional, anunció, con gesto solemne, "la muerte del viejo PRD".
No se que dirá doña Peggy, la viuda de Peña Gómez, del "nuevo PRD". No se, de igual modo, que opina Tony Peña, hijo del otrora líder, del "nuevo PRD". No se que pensaran todos los que acudieron al acto de proclamación del candidato presidencial del nuevo PRD. No lo se. Pero yo, que fui y he sido un critico del PRD, incluso del liderazgo de Peña,, me sentí mal, muy mal. Fue como si me dieran una puñalada en la conciencia.
El PRD ha cometido muchos errores, es cierto, pero también ha tenido muchos aciertos. Un partido no se niega a sí mismo. Nadie puede negarse a sí mismo. Y eso pretendió hacer el "nuevo PRD".
No se que sigue ahora. Tal vez lo sepa cuando regrese el nuevo líder del nuevo PRD de sus vacaciones.