La reelección no tiene argumentos políticos para justificar el deseo del presidente Leonel Fernández de mantenerse, por lo pronto, 12 años en el poder, y por eso recurre al miedo e inventa encuestas para escurrir el bulto y no abordar los temas fundamentales de todo proyecto presidencial, que es la discusión de las ideas y las propuestas innovadoras que debe presentar el aspirante a la nación que pretende seguir dirigiendo. El presidente Fernández, que ha renunciado a ser el arbitro y figura principal de su partido para convertirse en el líder de una fracción del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), ha diseñado su propia campaña interna en base a una supuesta fortaleza de su figura, despreciando las bondades de su organización, que presentada a través de grafitis tenebrosos pretenden crear un estado de pánico a lo interno del PLD.
Esa campaña visual de miedo, poca efectiva en un partido cuyos cuadros dirigenciales de base y medio se formaron en la escuela política del profesor Juan Bosch, es reforzada con una consigna simplista que busca convencer sin soportes cientificos creibles que el aspirante Fernández obtendrá 90 por ciento de los votos internos frente a un 10 por ciento del licenciado Danilo Medina.
Pero la realidad matemática y estadística presentada por el oficialismo en el proyecto de reforma constitucional, y la correlación de fuerza medible y visible entre los dos aspirante desmiente la consigna simplista del 90-10
El presidente Fernández en una conferencia que protagonizó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) reveló que la consulta que realizaron en su nombre un grupo de personalidades y funcionarios dio como resultado que el 54 por ciento de los dominicanos estaba de acuerdo con la reelección presidencial consecutiva, es decir, que el 46 por ciento se opone a este propósito.
Si en la consulta mandada a hacer por el presidente que pretende reeligirse, el 46 por ciento de los dominicanos rechaza el continuismo, uno colige que ese porcentaje podría ser mucho mayor, pero aceptando ese numero como bueno y valido procederemos a hacer el siguiente analisis.
Si el 46 por ciento de los dominicanos rechaza la reelección presidencial, ese porcentaje debe verificarse en promedio en todos los estamentos de la sociedad dominicana, es decir, que entre los profesionales chiriperos, amas de casa, comerciantes, desempleados y empresarios hay un 46 por ciento de rechazo al continuismo, o sea, que entre los militantes del PLD, PRD, PRSC, MIUCA, BISD, PRI, etc, se verifica esa misma tendencia.
En el PLD se espera que en el próximo congreso elector 400 mil militantes acudan a votar a sus respetivos organismo, si todos los que favorecen la reelección seguida, o sea, el 54 por ciento, sufragarán por el presidente aspirante este obtendría 216 mil votos. Pero no es nada probable que todos los que expresan simpatía por la repostulación voten por el ejecutivo.
Plantear que el 54 por ciento de la poblacion favorece la reelección consecutiva, pero que el presidente Fernández tiene una intención de votos del 90 por ciento al interno del PLD, es burlarse de la inteligencia y una grosera manipulación.
Si el 46 por ciento de los dominicanos rechaza la reelección presidencial, ese mismo porcentaje de peledeistas se opone al continuismo, es decir, que en el mejor de los casos, el aspirante Leonel Fernandez obtendrá el 54 por ciento de los votos en el PLD.
Pero, segun la encuesta Gallup-Hoy, el 58 por ciento de los dominicanos esta opuesto a la reelección presidencial, y es anticientífico creer que mientras ese porcentaje de la población está en contra del continuismo, el 90 por ciento de los peledeistas podrían votar por Fernández, lo que demuestra que el 90-10 es solo una fabula, un sueno de la reelección.
La realidad palpable en el PLD es que 234 miembros del Comite Central de esa organización apoyan a Danilo Medina, para un 57 por ciento; 60 diputados de 94, para un 63.8 por ciento; y 50 sindicos de 68, para un 73 por ciento. Por lo que, el Danilismo solo debe cuidar el Padrón electoral y escoger delegados electorales insobornables, para que no le “ganen” con la “bota”.