Uno, francamente, no se explica algunas cosillas de este país, y observo esto porque República Dominicana debe ser uno de los pocos países donde inversiones millonarias se pierden por falta de atención.
Reproduzco en este artículo, y me sumo al clamor de solución, la queja del diputado Alejandro Montás, presidente de la Comisión de Obras Públicas de la Cámara de Diputados. El legislador denuncia el deterioro del puente Juan Bosch y pide que se le ponga atención al problema.
Me sumo por varias razones, la primera de las cuales va directamente en beneficio de los usuarios y usuarias de esa vía de conexión de la parte este y oeste de la ciudad de Santo Domingo. Y es que los que transitan por allí en vehículo o a pie, se merecen una seguridad mínima en términos de la infraestructura, así como la vigilancia policial y militar adecuada.
No es posible que por una baranda deteriorada un vehículo pueda, en un momento, volcarse hacia el río; o que el deterioro de los largos cables que soportan la estructura apunte hacia una catástrofe que podemos evitar.
Otra razón es la inversión. En ese puente se gastaron 618 millones de pesos, una suma considerable salida del bolsillo de los dominicanos. Entonces, ¿por qué dejarla perder? ¿No es mejor invertir unos chelitos que construir otro puente?
Y una tercera razón es que la estructura honra a uno de los hombres más insignes de la democracia dominicana, el profesor Juan Bosch, fundador del gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y maestro de la dirigencia política dominante en las esferas del Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo.
Son tres razones poderosas, por eso me sumo a la voz del diputado Montás y otras que se han levantado, para que le ponga atención al creciente deterioro del Puente Juan Bosch.