A menudo encontramos personas a quienes les ha tocado atravesar por situaciones altamente dolorosas. La pérdida de un ser querido, sobre todo si ocurre en circunstancias trágicas, la extrema pobreza, el encarcelamiento, el consumo de drogas u otro vicio, enfermedades o el destierro social parecerían experiencias difíciles de superar.
Pero muchas veces, tras pasar por procesos altamente dolorosos, vemos cómo los seres humanos se levantan, como el ave fénix, de sus cenizas y resurgen más fortalecidos y transformados. Esto es la resilencia.
Aunque como definición y tema de estudio la resilencia es nueva en el contexto de la psicología, como potencial o recurso de superación humano es tan antiguo como la humanidad.
En principio, el término resilencia fue acuñado para referirse a la capacidad de ciertos elementos de volver a su condición original después de haber sido sometidos a algún tipo de presión que ocasione su deformación, como el caso de los metales, por ejemplo.
Aplicado a la psicología, la resilencia es la capacidad de un individuo o de un sistema social de desarrollarse positivamente, de mantener su integridad frente a las adversidades y desarrollar potencialidades de forma inversamente proporcional al daño recibido.
La resilencia se caracteriza por dos elementos primordiales: la resistencia frente a situaciones límites y la capacidad de reconstruir su vida sobre la base del dolor, del sufrimiento o los conflictos, convirtiéndose éstos en el motor, impulsor del cambio.
"Dicho en otras palabras, la superación de las crisis, el dolor, la muerte, la pobreza, como situaciones límites ante las cuales se resiste el ser humano, como luchador innato y sobreviviente de la esperanza; y el otro elemento lo constituye la capacidad de construir o reconstruir su propia vida a pesar de las circunstancias difíciles", dice Helena Combariza, educadora, filósofa e investigadora, en su estudio sobre la resilencia.
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Es el concepto oriental de las crisis: como dificultad y como oportunidad. Las crisis son conflictos de alta intensidad y por lo tanto con un alto poder de transformar individuos y sociedades",
En la óptica de la resiliencia los conflictos son la base del desarrollo, cuando aparecen están anunciando crecimiento, transformación, buenas noticias. Se trata entonces de un potencial humano activado que logra muy buenos resultados a pesar de un alto riesgo, que mantiene competencias bajo la amenaza, que sigue creciendo en armonía, que es capaz de superar el miedo, que tiene la fortaleza de convertir el trauma en una oportunidad de crecimiento.
Sin embargo las crisis, vistas como oportunidades de crecimiento, implican el desarrollo y fortalecimiento de factores que dinamicen y activen el potencial humano, de superar las dificultades y salir fortalecidos de ellas.
Destaca que entre estos factores están la capacidad de crear sentidos y significaciones, o un profundo entendimiento, a pesar de las dificultades, de que hay algo positivo en la vida que es capaz de dar coherencia y orientación a la misma.
Víctor Frank, psicoanalista austríaco, quien sobrevivió en un campo de concentración, fue capaz de llegar a la libertad, después de la guerra, mediante la búsqueda de un sentido, lo que llamó posteriormente la logoterapia. Jairo Aníbal Niño, con su voz de poeta aporta el sentido y la significación a través de la palabra: "Los humanos han sabido cultivar el bosque de las palabras; con ellas se hermanan, se comunican, se consuelan, cantan y sueñan".
"A veces se les olvida que tienen ese milagro instalado en la cabeza, en el corazón y la lengua; entonces creen que solo la violencia resuelve sus contradicciones y conflictos. No se dan cuenta, entonces, que la violencia es la más triste e inhumana ausencia de pensamiento"
Cuando la vida presente situaciones difíciles, cuando no todo marcha como quisiera, muéstrese feliz. Es una maravillosa oportunidad para conocer el potencial de su yo interior. ¡Descúbralo!