Hay días durante los cuales uno se siente tremendamente agotado por la rutina. Siempre más de lo mismo: apagones que no dan tregua, alto costo de la vida, delincuencia en auge, políticos en rebatiña, pobreza y desempleo, promesas de mejoría, empresarios con cachuchas de sindicalistas y sindicalistas que aspiran a ser empresarios; justicia cuestionada y, pese a eso, gente que pide justicia; corruptos que denuncian la corrupción y honestos que también quieren su ración de arepa. En fin, el mismo círculo vicioso que se arrastra desde la Colonia.
Esa monotonía me lleva hoy a formular algunas preguntas, sin ánimo de polemizar pero sí con deseos de que alguien las responda, hechas sencillamente con el ánimo de incordiar.
Son las siguientes:
Si usted sabe que el semáforo está en rojo, ¿por qué ocupa el carril derecho contribuyendo al tapón? ¿Es usted un derechista frustrado o un izquierdista que trata de evitar que otros giren a la derecha?
¿Es usted partidario de la migración ilegal haitiana y quiere ayudar a esa pobre gente? ¿No cree que sería más útil que usted se mude para Haití y ayude a los haitianos a recuperar su democracia y soberanía?
Sea sincero y no se queje tanto por la falta de agua, que por cierto no paga. ¿Está seguro de que no es una excusa para bañarse con su amiga y luego decir que es para ahorrar agua?
¿Está contra la reelección? Obtenga una curul en el Congreso, logre el puesto de secretario general de algún Partido o simplemente dirija un sindicato. Entonces hablaremos, pero tenga por seguro que volveré a preguntarle: ¿No dizque usted estaba contra la reelección?
¿Que debe tres meses de casa y no puede pagar? ¿Por qué mejor no compra la casa y así no tiene ese problema?
¿Cree usted que el Metro es el principal de nuestros males? Mis sinceras felicitaciones, pero ¿cuál es su Partido, como diría mi admirado amigo Alvarito Arvelo?
¿Qué hace veinte años que no toma bebidas alcohólicas? Eso es magnífico, ¿por qué no lo celebramos bebiéndonos un par de litros?
¿Es usted partidario o partidaria de la liberación femenina? Pues acabe de liberarse. ¿Por qué no comienza y cambia sin ayuda la goma pinchada del carro?
¿Por cuál razón, explíqueme, la mujer del carretero dizque es la carretera, mientras la del mosquito supuestamente es la mosquita? ¿Es que los gérmenes agrícolas de la ignorancia le quemaron el cerebro?
¿Cree usted, caballero, que una bonita melena le proporciona un aire de intelectual? ¿Por qué no dice la verdad y admite que es que no tiene dinero para ir a la peluquería?
¿Por qué a Baní no le resuelven el problema del agua? ¿Es que como respuesta van a prometerle que le construirán un río?
¿Que no lo invitaron a la ceremonia de los premios Casandra? No importa, vaya, porque a lo mejor tampoco lo “des-invitaron”.
¿Sabe usted cuál es la diferencia entre un piano y un sanitario? ¿No lo sabe? Pues ni se acerque por Bellas Artes, porque podría cometer un error grandísimo.
¿Por qué los agentes de la AMET exigen el cinturón de seguridad a los conductores de autos privados, sin hacer lo mismo con los chóferes de carros públicos? ¿No dizque la Ley es para todos? Para mayor información, pregúntele a Juan Hubieres, a Ramón Pérez Figuereo y demás empresarios-sindicalistas, que según algunos son “los dueños del país”.
Mejor me voy.