Los potenciales amantes furtivos describen en los sites los pormenores: estilo de vida, físico, preferencias sexuales… todo para que el encuentro se convierta en un "match" donde se conozcan bien las inclinaciones del "contendor", sin dejar de ser una experiencia totalmente novedosa.
Sexo libre, más que amor, es lo que promueven estas ardientes páginas que cada vez tienen más visitantes debido quizás a las variantes sexuales que se pueden obtener: hombre, mujer o gay; casado, soltera o libre; multiorgásmica, frígida o impotente; que disfrute el sexo tradicional o las más excitantes posturas…
Lo cierto es que los expertos en estos análisis (no se sorprenda, de que los hay los hay) revelan que esta tendencia a nuevos usos sexuales está dando paso a una nueva definición de las relaciones sexuales: multiloving.
Lo gracioso es que por estas páginas no transitan depredadores sexuales, pederastas, aberrados o libidinosos extremistas (bueno, de que los habrá… ¡quién sabe!), sino que las visitas más frecuentes las realizan personas comunes y corrientes; secretarias, profesionales, viudos o solterones. El común denominador es gente que busca sexo.
Este lucrativo negocio empezó de forma más inocente. Los ya famosos clubes de amigos, donde los solitarios y tímidos podían expresarse e incluso no llegar más allá de una simple conversación en red.
Pero las pasiones se desbordaron, los requerimientos se fueron poniendo más calenturientos y de repente, los que están pendientes de hacer mucho dinero con la tecnología, descubrieron que aprovecharse económicamente de las pasiones ajenas satisfacía tanto o más que un buen orgasmo y crearon estos sites que hoy de seguro impiden que cientos de psiquiatras devenguen jugosos salarios a cambio de escuchar las frustraciones sexuales de sus pacientes.
¿Las edades? El promedio oscila entre 20 y 45 años y el grupo predominante es el masculino. Eso favorece a las mujeres que utilizan estos servicios, ya que la oferta masculina equivale a 10 hombres por cada mujer, lo que permite mucho de donde escoger.
Woodstock, el festival de los hippies que pregonaban amor y paz y que llevaban amuletos mientras hacían con las manos el signo de la victoria, no fue una expresión cualquiera; fue un estilo de vida creado como forma de rechazo al sistema, el ícono de una generación que nació entre guerras sin sentido y se hizo adulto entre guerras por el sentido del poder.
Woodstock, entre drogas, rock and roll y sexo libre, fue la más auténtica expresión de una era sin oídos y con muchas voces gritando al unísono. ¿Será el sexo desenfrenado vía Internet el nuevo grito de auxilio de esta era?